ERMITA DEL SANTO CRISTO DE LA CARIDAD, EN CAMPILLO DE LLERENA, BADAJOZ.

La ermita del Santo Cristo de la Caridad o del Divino Señor, como es más conocida popularmente, es una bella ermita del año 1721 aunque su parte más primitiva tiene un aire más antiguo, según parece ya existía en 1693, de estilo mudéjar, con esa mezcla de piedra y ladrillo; posteriormente en el siglo XIX sufrió una ampliación como consecuencia de que se trasladó a sus pies el nuevo cementerio en el año 1853, aunque la ampliación es del año 1858 dejando constancia de ello en una placa de mármol. Este cementerio dejó de utilizarse en 1960, aunque se mantuvo cerrado hasta la década de los 80 que fue cuando desapareció por completo.

Su interior es sencillo destaca un retablo en pan de oro que da cobijo a una bella cruz con una talla del siglo XVII.

En el cementerio del Divino Señor estuvo enterrado el cura Don Baltasar de la Cruz, asesinado en Higuera de la Serena en 1936 (haré una publicación dedicada a este tema).


Inscripción de la placa: 

ESTE CUERPO DE ERMITA, CEMENTERIO

Y PATIO FUERON CONSTRUIDOS

SIENDO ALC.e D. ANTº. FERNZ. BLANCO

TENIENTE D. ANTONIO LOPEZ.

CONCEJALES

D. JUAN ENCISO, D.RAMON OTEROS,

D. RAMON ROMERO, D. JOSE HENAO,

D. AGUSTIN  LOPEZ Y PROR SINDICO

D. VICTOR LOPEZ.

TODO CON LIMOSNAS DEL VECINDARIO De ESTA VILLA

AÑO DE 1858.


(1791). No hay en esta villa cementerios para enterrar los cadáveres, si hay necesidad y lugar con  modo para hacerlo.


(1791). Hay en este pueblo tres ermitas, una del Santo Christo de la Caridad como doscientos pasos fuera del pueblo, en la que reside un ermitaño para su limpieza que nombra el cura y alcaldes, quien se mantiene con la limosna que junta, se hace su festividad el día diez y seis de julio con procesión, misa cantada y sermón, y en cuyo día concurre todo el pueblo con la mayor devoción, no habiéndose verificado quimera y alboroto entre los concurrentes; no tiene rentas algunas y si sus costos de dicha función se junta entre los devotos de limosna. (...)


(1845). ...y en las afueras cuatro ermitas tituladas del Stmo. Cristo de la Caridad ; de Santa María, arruinada; de Sta. Ana, y de las Entradas; una fuente ciudada la salida para Llerena, y tres mas en diferentes puntos y el cementerio...


(1991). Antonio Pedrero Rubio nos cuenta lo siguiente:

La ermita del Divino Señor o Santo Cristo de la Caridad se encuentra a la salida, por la calle del mismo nombre  a la margen izquierda del camino de Retamal o del Moro (se solía llamar del Moro por usarlo los moriscos de Hornachos para sus desplazamientos a contactar con los de Toledo). Imagen muy venerada por todo el vecindario y por los que vivimos en la diáspora. La fiesta se celebra el 16 de julio por su Hermandad muy numerosa. Su fecha de constitución fue el año 1721. Ortiz de Thovar dice: " Quien más ennoblece esta villa es un preciosísimo Crucificado que se venera con el título de Caridad, pequeñito. La Sagrada imagen de media vara hace mil prodigios a quien de corazón le pide favores".

La ermita ha sufrido como es natural, varias restauraciones. Sabemos las que hizo D. Francisco Delgado en 1910, y de otra anterior en 1858, en la que se le añadió un cuerpo, siendo alcalde D. Antonio Fernández Blanco, según consta en una placa de mármol situada en la fachada, costeándose las obras con limosnas del vecindario. En 1983 se coloca un piso nuevo y azulejos de tipo andaluz. Se construyó un nuevo altar y se le cambió al Cristo la cruz original, de hierro, sencilla y austera por otra de tamaño desproporcionado, impropia de lo que representa y desacorde con los tiempos actuales.

La Hermandad debió extinguirse a últimos del siglo pasado. Los libros datan hasta 1888, dejando de celebrarse después su fiesta. Hace unos años se ha recuperado su celebración, poniéndola el 14 de Septiembre.

El obispo Soto Mancera, en la visita pastoral de Enero de 1909, según bula expuesta en la ermita, concede cincuenta días de indulgencia a todos los fieles cristianos de su jurisdicción que recen un credo o padrenuestro ante la imagen del Cristo.


Había dos púlpitos, de hierro y de madera, colocados a ambos lados de la iglesia, en las primeras columnas. Fueron construidos por el artesano Atilano Carrasco en 1898. Uno de ellos lo mandó quitar el Obispo D. Félix Soto, ordenando lo pusieran en la ermita del Divino Señor y allí ha estado hasta hace poco.


El 19 de noviembre de 1772 se solicita del Consejo de Estado permiso para construir un cementerio en un solar a 20 pasos de la Iglesia. El 26 de febrero del año siguiente se recibe contestación de Madrid concediendo la petición con la orden de cubrir con una cuarta parte de tierra el piso de la Iglesia para mitigar los malos olores, corriendo con los gastos los habitantes del pueblo. Hasta el 19 de abril de 1821 no se inaugura el primer cementerio que tuvo el pueblo siendo el difunto don Basilio López el primero en ser enterrado. El cementerio ocupaba lo que hoy es casa parroquial y la de al lado, estando en servicio 31 años y 9 meses el solar una vez desaparecido el cementerio se vendió al vecino don Valentín Fernández Henao en 1910, por el importe de 275 pesetas. Hacía años que se está usando para menesteres no sagrados. (Habla de la parroquia de San Bartolomé).

El cura Garrido, en sus quejas al jefe político, también se quejaba del cementerio que además de ser pequeño, estaba situado en el centro del pueblo produciendo malos olores, atribuyéndole muchas de las enfermedades y epidemias, siendo necesario alejarlo de allí y construir uno nuevo a cierta distancia del pueblo.

El 24 de julio de 1853 se abre el nuevo cementerio construido junto a la ermita del Divino Señor, siendo la primera persona que allí se enterró doña María Antonia Valenzuela Carrasco.

En 1912 se levantó un cementerio civil anexo al católico oponiéndose enérgicamente el clero, entablándose un contencioso entre estos y el poder político, que no veía obstáculo alguno en ello. Este litigio duró hasta el año 1928, en que el Obispo y el Gobernador llegaron al acuerdo de que el civil formará parte del católico. El nuevo cementerio estuvo en servicio hasta el 17 de septiembre de 1960, que se abrió el actual, junto al camino de Colomerillo llamándose el primer enterrado don Bonifacio Pascual Pascual, apodado "tío bendito".


(2005). Mariano Cabanillas Entrena nos cuenta lo siguiente:

Es la única ermita que aún se mantiene con mantenimiento de culto junto con la moderna ermita de San Isidro.

Nos encontramos con un proyecto de reedificación de la ermita en 1857. Este proyecto enfrenta a las autoridades municipales con el párroco D. Juan Hidalgo, y de éste con el sacerdote D. Antonio Platero...

Entre los legajos del Archivo Diocesano nos encontramos en 1857 con el expediente abierto por la Municipalidad y el Clero de esta Villa relativo a la enajenación de los escombros de las Ermitas denominadas Nuestra Señora de las Entradas y Santa Ana, para, con sus productos atender a la reedificación de la del Santísimo Cristo de la Caridad y el patio que se ha de construir contiguo a la ya anunciada ermita.

Como paso previo el sacerdote Antonio Platero el 10 de junio de 1854 envía un informe de la ermita de Santa Ana y de Nuestra Señora de las Entradas al Gobernador Eclesiástico señalando lo siguiente: Existe una capilla arruinada con el título de Santa Ana, no existen Santos a los que pueda dársele culto. También existe otra en destrucción en media legua del pueblo con el título de Santa María de las Entradas, sin culto ni bienes.

A este proyecto se opone frontalmente el párroco Juan Hidalgo, como se recoge en el escrito que dirige al Alcalde Antonio Fernández Blanco, al Gobernador Eclesiástico y al Fiscal, indicándole la clara oposición del párroco (Hidalgo) a que un asunto de esta importancia tenga el feliz éxito que su propia índole exige. A pesar de la oposición del párroco el proyecto sigue adelante.

Presupuesto de obra: Los peritos tasan la obra de reedificación en 10.430 reales el 1-12-1857.

El capítulo de ingresos cuenta con los siguientes: 2.200 reales, producto de los escombros de las ermitas de Santa Ana y Nuestra Señora de las Entradas.

De la diferencia de más de 8.000 mil reales el ayuntamiento deberá buscar los medios para conseguirlo. Para este fin se cita al párroco una reunión de los cuarenta mayores contribuyentes el día 7 de diciembre de 1857. El párroco "excusa" su asistencia por encontrarse " indispuesto" y delega en Antonio Platero. La reunión se celebró y el ayuntamiento abre la recaudación con 1.200 reales y anima a los contribuyentes (aparece listado) y especialmente a la parroquia. Con la recaudación se llega a una suma de 5.329 reales, faltan para cubrir el presupuesto 4.561. Antonio Platero no estaba autorizado para fijar el donativo de la parroquia, pero al día siguiente el párroco comunica que no le es posible contribuir, que el día que pueda lo hará del modo que crea oportuno.

La recaudación de fondos continua y el día 12 del mismo mes se hace una colecta pública al pueblo. El alcalde denuncia de nuevo al párroco ante el gobierno eclesiástico, en el sentido de que con su actitud negativa pretende desanimar al pueblo. El proyecto sigue adelante y el 15 de enero de 1858 aparece las condiciones arquitectónicas de la obra en un estudio que contiene 16 puntos. Con lo recogido en la coleta se han reunido un total de 8200 reales que se consideran suficientes. Se cierran las cuentas reconociendo a la población que toda ella ha contribuido en la medida de sus posibilidades, ya que la obra era querida por todos. El auto final de la obra del Señor Alcalde se recoge que la declaración de los peritos realizada y firmada por estos, Antonio Martínez y Leandro Fernández, se deduce que la obra está bien construida y sólida. Por otro lado le reclama al gobernador eclesiástico que se dirija al señor cura párroco de esta villa para que se sirva proceder a la bendición de aquella. Este escrito que señala la finalización de la obra, firmado por el alcalde, es de julio de 1858. Considero curioso y digno de resaltar la piadosa solicitud de un médico para que se le entregase la imagen de la Virgen de las Esposas antes de que se destruyera entre los escombros de la ermita de Santa Ana. En 1857 un médico (de nombre ilegible), cirujano y vecino de la villa dirige un escrito al gobernador eclesiástico en el que manifiesta lo siguiente: " que a la vista de la enajenacion de las dos ermitas ruinosas, para con sus productos reedificar la de Santísimo Cristo de la Caridad, como quiera que en la ermita de Santa Ana existiera una imagen de la Virgen de las Esposas, depositada en otro lugar por haber pertenecido a otra ermita arruinada y conocida por la de Santa María, a quién por estar próxima a una posesión de mi familia le dedicaba ésta sus respetos y admiración y sabiendo que el estado de dicha virgen se encuentra sin ojos, arruinada,con falta de dedos en las manos, la cabeza partida y por lo tanto su destino será arrimarla a un rincón dónde estará rodando hasta que se destruya del todo". Además añade a lo expuesto el deseo de recomponer y retocar dicha imagen para "colocarla en el sitio más decente de su casa con objeto de venerarla y en sus aflicciones dirigirles sus súplicas". Recabado el informe por el gobernador eclesiástico el párroco señor Hidalgo informa favorablemente.


Reparaciones en 1880: Existe un certificado en el archivo parroquial de 4 de marzo de 1881 de don Joaquín Rodríguez González, canónigo de la Santa Iglesia Catedral, en el que dice qué examinadas las cuentas correspondientes a 1880, no encuentra reparo excepto el no acompañar autorización por escrito para "el gasto de blanqueo" y de los 487 reales y 50 maravedíes destinados a la reparación de la cornisa del Señor de la Caridad, sin embargo continúa diciendo: "las aprobamos con el alcance de 668 reales a favor de la misma" prosigue diciendo "don Ramón Gallardo procurará economizar en algún gasto de casa y cualesquiera otros que sin faltar a las atenciones de culto pueda suprimirse".


Economia: El patrimonio de esta hermandad era, como prácticamente en todas muy reducido, según puede verse en la acción desamortizadora que hemos expuesto en su lugar. Como paradigma de esta economía recogemos las cuentas que rinde el prebístero don Antonio Platero desde el 1 de enero de 1850 hasta 1853. Los datos que aportamos son los siguientes: "primero me hago cargo de 279 reales a qué ascendió el ramo del Santo Cristo de los años 1850 y 1851 y un cerdo, seis chivos, un macho y limosnas que dieron a la imagen 279 reales", "item me hago cargo de 255 reales qué del mismo modo en el año 1852 importó el ramo, cuatro chivos, una fanega de trigo una rosca de piñonate y demás limosnas que también dieron en el expresado año". "item últimamente es cargo 110 y 9 reales en el año 1853 importe del ramo, 5 chivos, una cabra y la limosna recogida en el expresado año". Total de cargos (ingresos) por 3 años 653 reales.


Constitución cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad:

Las constituciones halladas en los libros parroquiales dicen así: Constituciónes que han de observarse en la hermandad que va a formarse del Santo Cristo de la Caridad que se venera extramuros de esta población las cuales se someten a la aprobación del Priorato de León son las siguientes:

1° En esta Hermandad se admitirán a toda persona de cualquier clase y estado sin acepción obligándose a pagar la cuota anual de 10 reales de vellón a fin de reunir un fondo para tributar el debido culto al Señor de la Caridad.

2° Quedan obligados los hermanos por su turno a pedir limosna por el pueblo una vez al mes con obligación estos hermanos de medio real para dicho fondo con la idea de incrementarlo.

3° Todos los años el 16 de julio se hará una función religiosa compuesta de Vísperas, misa solemne, sermón y procesión en honor de la imagen a la que le han de asistir todos los hermanos que no estén imposibilitados o ausentes bajo multa de 4 reales para el fondo cuya función será costeada por el fondo de la Hermandad.

4° Siempre que un hermano enfermara y tuviera que administrarsele el santo viático le han de acompañar a este acto los hermanos que se designan por quien corresponda, asistiendo con antorchas encendidas que la Hermandad tendrá en prevención para este y otros casos, incurriendo el que falta a este servicio con una multa de 2 reales.

5° Si algún hermano muriese han de acompañarle en su entierro todos los hermanos que no estén imposibilitados o ausentes con las antorchas de la Hermandad de la misma forma que al del viático.

6° Por un hermano que muere se aplicarán tres misas rezadas, pagándose su limosna por el fondo de la Hermandad.

7° Los cargos necesarios para el buen desempeño se han de nombrar por la Junta Directiva que antes haya nombrado la General, qué tendrá lugar todos los años, cuyo cargo los desempeñan los hermanos gratuita y obligatoriamente bajo pena de dos reales por el fondo alternando en ello para no repetirse.

8° Los que contravinieren lo dispuesto en las anteriores constituciones quedan desde luego excluidos de la Hermandad.

9° Todos los años podrán ingresar en la Hermandad las personas que gusten solicitando su inclusión de la Junta con sujeción a lo dispuesto en los anteriores capítulos, pero si el solicitante fuese de los excluidos por no haber contribuido con las cuotas o multas impuestas no se le admitirá hasta que no satisfaga a los adeudos devengados con los de la nueva entrada.

Este documento pertenece a 1851.


1909, visita del Obispo Félix Soto Mancera: En la visita al cementerio y capilla contigua al Cristo de la Caridad, dispuso que se abriera una suscripción para restaurarla, a cuya ofreció contribuir con una limosna. Mandó que hecha la reparación se trasladase inmediatamente a dicha ermita la efigie del Stmo Cristo y se coloque en ella el púlpito que está junto a la puerta de la sacristía de la Parroquia. El Sr cura cuidará no se hagan nichos inmediatos a los muros del Prebisterio.


Ya el 1 de marzo de 1921 el cura párroco solicita el derribo del cementerio civil enclavado en el católico y el alcalde se compromete en hacerlo en 8 días. El 13 de junio de 1924 manifiesta que se había encontrado en la sacristía de la ermita del Cristo una lápida conmemorativa del referido santuario y propone para su mejor conservación que se coloque en la parte exterior de la fachada, a fin de que a todo el vecindario pueda enterarse de quiénes fueron los que hicieron y ampliaron la ermita. Encontramos lo que se puede considerar como inicio del conflicto en las quejas presentadas el 20 de julio de 1928 por los albañiles referidas al mal estado de los nichos hechos y subastados por el señor cura. El Ayuntamiento les da la razón y ordena al señor cura que en lo sucesivo se abstenga de mandar construir nichos en el cementerio. Para comunicar esta decisión se nombró una comisión que visite al cura. La respuesta fue dirigir sus quejas al Obispo y a su vez denunciar el hecho al Gobernador Civil, esta decisión es objeto de un Pleno en sesión extraordinaria el 30 de julio de 1928, cuya acta, que transcribimos a continuación, nos sirve para entender el conflicto en su totalidad.

(El documento es muy largo y sólo hago referencia a lo concerniente a la ermita).

...En la redacción de este acta observamos como frente a la rotundidad del planteamiento de fondo se observa la suavidad y el deseo de mantener relaciones cordiales. A pesar de este conflicto religioso, hay datos reveladores del sentir religioso de la población. Así nos encontramos con la compra de La Campana nueva del Santo Cristo, llamada María. Se adquirió en Albaida, Valencia y fue colocada el 20 de abril de 1922. El mismo año fueron comprados la imagen del Señor Muerto y la urna del Santo Entierro en Olot, Gerona. La imagen del Jesús Resucitado y la Virgen del Carmen también fueron traídos de Olot en la Cuaresma de 1923. La imagen de la Virgen la pago doña Eloísa Fernández y la del Resucitado con limosnas del vecindario.

... Otra fuente de conflictos religiosos estuvo relacionada con la Ley de Secularización de los cementerios. El 21 de enero de 1932 de acuerdo con esta Ley de Secularizacion se acordó en el Ayuntamiento el derribo de la pared que divide al cementerio civil del católico y la orden de colocar una lápida a la entrada con el siguiente rótulo "Cementerio Municipal". El 26 de junio de 1932 se ordena la recogida de la llave de la Ermita del Cementerio por pertenecer al municipio, para evitar que ocurran casos "como el de hoy que entren los cadáveres en la ermita y se le hagan ritos funerarios contra la Ley de Secularización de cementerios y, al mismo tiempo, se le comunique al cura que no haga paradas en la calle en los entierros católicos salvo el preciso para sustituirse los que conduzca en el cadáver". De nuevo aparece otro escrito de fecha 17 del 8 de 1933 de los concejales don José Vera, Señor Sayavera y señor Cortés denunciando al cura por ir "revestido con la indumentaria" y cantar responsos por la calle. Esta denuncia se traslada al Gobernador Civil...

En esta década de los cuarenta se dan los primeros pasos para la construcción del cementerio nuevo. El 7 de noviembre de 1945 se da a conocer a la corporación el ofrecimiento de los terrenos por parte de sus propietarios para la edificación del cementerio nuevo en el paraje "Dehesa de Abajo" por el precio de 2.000 pesetas la fanega. Dada la penuria económica se consigue que la donación de terrenos sea gratuita según manifestación del Ayuntamiento el 20 de abril de 1948 por la que muestra su más sincero agradecimiento. El terreno comprende 7.798,40 m2.

Entre los años 60 y 70 se realizan importantes obras en la reparación del cementerio municipal y en la terminación del camino que conduce al mismo. Obras presupuestadas también por Regiones Devastadas.


(Página web sobre Campillo de Llerena): Se encuentra en la calle Divino Señor. Es originaria de los siglos XVI-XVII (¿?).

En su interior se encuentra una talla de Cristo crucificado del siglo XVIII, la cual tiene un recubrimiento de láminas marmóreas y metálicas, en las esquinas rematadas mediante perillones, con tres clavos, un diminuto paño de pureza con nudo a la derecha y el rostro doliente propio de este tipo de iconografías.

El edificio presenta nave única y cabecera cuadrada, flanqueada por dos pequeñas dependencias que actúan de sacristía y habitación para guardar los objetos relacionados con la liturgia. El interior se cubre con bóvedas de aristas y lunetos, para la nave, mientras que la cabecera acoge una atractiva bóveda de media naranja y el exterior utiliza el tradicional sistema a dos aguas para la nave y a cuatro para la cabecera, adaptándose a la forma semiesférica de la misma, además de espadaña y cimborrio, típicos de las ermitas. El exterior se completa con una doble entrada a través de cancelas y verjas que rodean un patio.

Se encuentra inscrita en el Inventario del Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura, así como en el Inventario de Arquitectura Vernácula de Extremadura de la Consejería de Cultura y Turismo.


(2018). Dionisio Á. Martín Nieto: (Dato añadido en 2020). Situada en el lado izquierdo del camino a Retamal o del Moro. 

Se desconocen sus orígenes, pero, al parecer, ya existía en 19 de junio de 1693 cuando el consistorio aprueba que la fiesta de San Gregorio Ostiense sea declarada como fiesta de precepto y se dice que de limosnas se había hecho una buena tabla con la efigie del santo, “la que se ha colocado en la ermita del Cristo desta villa, extramuros della, en un dezente altar que se le a fabricado". 

La fiesta se celebra el día del triunfo de la Santa Cruz. 

El primer libro de cuentas de fábrica conservado se inicia en 1721.

 En las cuentas de ese año de 1721 se apunta la adquisición de ornamentos y libros litúrgicos como una casulla, una estopilla y un amito, y un misal; y el gasto de 55 reales en aderezar un cáliz y hacer una patena.

En 1722 hay un cargo de 3685 reales dados a los maestros y peones por hacer dos hornos de ladrillo para hacer cuerpo de iglesia.

La visita general del licenciado don Bernabé de Chaves en 1725 nos puede aclarar que en 1721 lo que se produjo fue un restablecimiento de la devoción a este santo cristo, pues ordena tomar cuenta “desde el día que nuebamente se estableció la devoción de esta santa ymagen”. 

Otro argumento que lo evidencia en este sentido es el abono de 1.115 reales en 1728 al maestro albañil Pedro Alonso “por quenta de aber reedificado la yglesia para el Santo Christo”; y 162 reales pagados a don Carlos vecino de Zalamea de la Serena, por el trabajo de arrimar la pledra del Santísimo Cristo. 

Al referido maestro albañil se le pagó en 1729 el resto de 1.185 reales de los 2.300 reales en que se ajustó la obra de la ermita; y se anota también un pago de 66 reales en las rejas de las ventanas. Pocos años después, en las cuentas de 1733-1734, se registran los pagos por el retablo, sin que sepamos quién fue el maestro que lo hizo. Se pasan en cuenta al mayordomo 2.350 reales “que pagó a un maestro de tallista por un retablo en que está colocada la ymagen del Santo Christo”; 127 reales de coste de la conducción del retablo, asentarlo, hierros, cal y ladrillo; y 141 reales de las dos molduras de cuadros que están en el retablo. Las cuentas de 1736 recogen un gasto de 59 reales y 16 maravedís de la tela hechura y seda del velo que se hizo para el Santo Cristo y paño del cáliz y ropa a Santa Isabel y 90 reales y 12 maravedís de dorar el caliz y patena del Santo Cristo.

Como sucediera con las demás ermitas, a la del Santo Cristo le tocó entregan 22'5 reales en 1737-1738 de orden del señor cura y alcaldes para reformar el órgano de la iglesia parroquial. 

En las cuentas de 1746-1747 se registra el pago de 60 reales a un escultor del que no dice el nombre, “por retocar la Magestad y el nicho”. 

El año siguiente de 1748 se acabó la obra de arreglo de la imagen y el dorado del retablo. Se pagaron 70 reales al referido escultor por retocar el Santísimo Cristo; 1.600 reales a Jacinto Antúnez, maestro dorador, “por dorar el retablo de dicho Santísimo Christo por razón de su travajo” y otros 400 de su manutención durante los cinco meses que estuvo en Campillo de Llerena con la dicha obra. La colocación del Cristo en su retablo se celebró con salvas de pólvora: “20 reales de pólvora que se gastó en los soldados el día que se colocava la Magestad en el retablo”. En este año también se soló la ermita con 1.200 baldosas que costaron 114 reales, y se encargó de ello el maestro de obras Francisco Pérez, que también blanqueó la ermita, con un coste de 150 reales.

Por despacho del señor vicario general de 1769 se mandó levantar una sacristía en la ermita. En las cuentas de ese año se anotan pagos a Juan Ramos Zamorano de 308 reales y 24 maravedís por 164 fanegas de cal; a Andrés Vera y Pedro Ahillones de 276 reales por 5.714 ladrillos; y 417 reales de conducción de cal, arena y piedra. 

Con el valor de la venta de unas cabras se mandó al mayordomo Juan de Godoy adquirir una lámpara de plata. En 1770 se anota el gasto por este concepto de 1.505 reales, los 1.105 de 55 onzas y una cuarta de plata y los 400 de la hechura; asimismo se invirtieron 645 reales en dos arañas de plata (445 reales de la plata y 200 del trabajo), y 195 reales de seis candeleros de metal amarillo para el altar. 

En 1776 se dieron 400 reales a un campanero por la hechura de una campana y del metal que añadió al obtenido de la antigua, pesando la nueva tres arrobas y diez libras.

A un albañil se le pagaron 30 reales en 1777 para hacer el campanario suponemos que espadaña, otros 30 a los peones y un gasto de 12 reales en tejas. Un carpintero Juan Rivero se le dieron 32 reales por cuatro días que se ocupó en poner las tablas nuevas en la puerta. 

El franciscano fray Juan Mateo Reyes Ortiz de Tovar escribe sobre la im. gen en 1779: “...un preciosísimo crucifijo, que se venera con título de la Caridad, pequeñita la sagrada imagen, de a media vara, haciendo su Majestad mil prodigios a quien de corazon le pide favores”. 

En 1785 se pagaron al maestro albañil Alonso Sánchez 4.200'5 reales por la obra de la sacristía y casa de la ermita; 250 reales por seguir la obra de los portales; y 24 del crucero para la ventana de la sacristía. 

Se sustituyó el cáliz en 1789, con un coste de 232 reales.

Por circunstancias desconocidas, los portales se habían hundido y hubo que repararlos con un coste de 476'5 reales en las cuentas de 1792-1794. 

Algún importante temporal debió provocar el gasto en 1797 de 10 reales en un peón que estuvo limpiando la tierra y lodo que había a la puerta de la ermita. 

En las cuentas de 1801 se contabilizaron 45 reales dados a Lorenzo de la Vega por asentar la repisa y otros 34 a José Jiménez por haber ido a por ella a Llerena. En 1808 se introdujeron en un arca de madera cerrada con tres llaves los dineros existentes y la plata inútil. Se contaron en distintas monedas de oro, plata y cobre la cantidad de 959 reales y 8 maravedís vellón, y una lámpara y dos arañas, descompuestas, de plata, de peso ambas alhajas, de cuatro libras y tres onzas. Pasada la invasión francesa, sólo se observa en 1814 el gasto de 110 reales en una puerta de la sacristía que hizo el maestro carpintero Diego Guerrero, y pequeñas intervenciones de alarífes en 1815 de Manuel Viera y en 1817 de José Victoriano.

En 1823 se le pagaron en distintas ocasiones 2.450 reales, de los 2.600 en que se concertó, al maestro dorador José Ruiz, vecino de Azuaga, por dorar el retablo “quedándole a dever ciento y cincuenta reales que no se le han satisfecho por falta de fondos”. Las cuentas de 1839-1842 recogen el pago de 437 reales a los albañiles que trabajaron en los portales de la ermita, y los gastos en maderos, tejas, ladrillos y cal. También se le pagaron 5 reales a Picho el de Zalamea por arreglar la lámpara de plata. Por estos años figuran pequeños trabajos del carpintero Agustín Gómez y del alarife Leonardo Fernández. 


(Documentos relacionados con la iglesia de San Bartolomé y que nombran a la ermita J.A.H.A.).

...A estas fiestas litúrgicas se unían las político-religiosas, como la fecha de 1° de Abril "Día de la Victoria". El 1° de Octubre "Día del Caudillo". A partir del año 39, esta fiesta tuvo especial esplendor con ofrenda al Santísimo Cristo de la Caridad, obsequio y homenaje a los excombatientes, Misa solemne, bendición de la Nueva Cruz de los Caídos y reparto de pan a los pobres. Estos actos sirvieron de pauta para la celebración de esta fiesta en años posteriores.

Otra fiesta tradicional fue la del "Alzamiento Nacional". Anualmente se programaba una Misa solemne de Acción de Gracias y un Te Deum.

...El 13 de Enero de 1958 el párroco se dirige por escrito al Ayuntamiento pidiendo el terreno que linda con el templo parroquial para la construcción de una Capilla en dicho templo para inhumar los restos de nuestros difuntos que dieron la vida por Dios y por España y que yacen en la ruinosa Capilla del Santo Cristo de la Caridad. Aunque la corporación lo ve con buenos ojos, se le niega en principio se habiliten los muchos rincones que existen alrededor del templo. ...


Agradecimientos a Joaquina Boceta Navarro y familia, y a Emilio García Mena. 

José Antonio Hinchado Alba.