EL MOLINO DE LA TÍA CABALGANTA, EN TÁLIGA, BADAJOZ.

Poco queda de este molino a orillas de la Ribera de Táliga, sus muros de piedra por el exterior sirven de linde en una esquina de una propiedad, por el interior es parte de un corral para ganado ovino, del interior del viejo molino sale una higuera que tiene invadido dicho espacio, toda una pena que esté en ese estado, cuando además dicho molino tiene una de las leyendas más conocidas e importantes de la Provincia de Badajoz, la Leyenda de la Tía Cabalganta, una mujer que se convirtió en asesina y bruja, las leyendas siempre tienen algo de cierto en su historia. El nombre de Cabalganta debe ser el femenino del apellido Cabalgante, de hecho han existido y existen personas con ese apellido en Táliga. Se puede todavía visualizar paredes de adobe con partes que se conservan enlucidas y encaladas pegadas al molino, ¿serán las estancias de las que habla la leyenda?.

José Antonio Hinchado Alba.


(1999). Eulalia Bonilla Morales y Joaquín Fuentes Becerra: Inseparables de los cursos de agua eran los molinos fluviales. Aparte del ya citado del Cacarrón se conservan en las afueras de la localidad, junto a la rivera de Táliga, los muros de lo que fue el molino de la Tía Cabalganta, a cuyo nombre recurrían antiguamente los padres para meter miedo en los niños que se alejaban demasiado de sus casas.


(1999). Joaquín Álvaro Rubio y José Joaquín Pérez Guedejo: En la zona de las Gargantas, junto a la ribera, existía un molino de agua llamado de la Tía Cabalganta, que tenía en el una fonda. Se cuenta que cuando los huéspedes estaban dormidos ésta los degollaba, desvalijaba sus pertenencias y los enterraba en un huerto cercano al molino.

Fuente oral. Narrador: Pablo Bonilla Pinilla.

El relato de la "Tía Cabalganta" pudo nacer en un hecho real que la tradición oral ha ampliado y convertido en la leyenda que aquí transcribimos.

Parece ser que la razón que motiva los asesinatos que realiza la protagonista es el hurto, el robo. Nada se nos dice de las causas que le llevan a esto, ni si tiene una antigua ofensa contra los hombres.


(2006). Carlos Eduardo da Cruz Luna: (Texto traducido del portugués por J.A.H.A.). Táliga era conocida por ser montañosa y tener mucho bosque; también se habla de molinos de agua y la producción de harina (farinha), lo que puede ser más o menos probado por la abundancia del apellido "Farinha" en los habitantes...


LEYENDA DE LA TÍA CABALGANTA:

Todos los pueblos, por pequeños que sean, tienen sus propias leyendas. De hecho, cuanto más pequeños y rústicos sean, más probabilidades tienen de que existan leyendas. Una de ellas tiene que ver con una pequeña población de Badajoz llamada Táliga, y que algunos dicen que tiene muchos puntos en común con otra llamada la leyenda de la Serrana de la Vera, en este caso de la zona de Cáceres. La leyenda en cuestión tiene el nombre de la Tía Cabalganta.


Esta vecina de Táliga era una mujer de extraordinaria belleza, que durante las fiestas populares conoció a un forastero que la engañó y consiguió engatusar con falsas promesas, pero que la abandonó. Desde ese momento los vecinos la miraban de muy mala manera, y su carácter antes afable y simpático se torno arisco y rudo.


 La mujer decidió abandonar Táliga y vivir en un molino abandonado junto a la rivera, alimentando su odio hacia todos los demás seres humanos. Los pastores y agricultores la veían recoger frutos del campo para comer, aunque también aseguraban haberla visto por las noches removiendo un gran caldero y haciendo pócimas, de ahí su condición de bruja.


Tal fue el odio que sentía hacia los forasteros, que incluso habilitó una estancia en el molino para alojarlos, pero ninguno salió con vida de allí. La tía Cabalganta los mataba y los enterraba en un huerto cercano.


Una noche de tormenta la mujer desapareció, algunos dicen que por un rayo y otros por la crecida del río.


Algún tiempo después, algunos vecinos aseguraron haber visto en el huerto donde enterró a sus víctimas a una mujer hermosa y con la ropa hecha trizas siendo perseguida por los espectros degollados de los cuerpos que no encontraban descanso al haber sido asesinados tan vilmente, y que están condenados a vagar eternamente persiguiendo a la mujer que los mató.