LA GRAN RIADA DE BADAJOZ DE 1876. (Tercera parte).

Como ya comenté en la segunda entrega de La Riada de Badajoz, en esta tercera parte pongo todo lo escrito con sus detalles por Miguel Pimentel y Donaire de lo que sucedió esos días tan trágicos para nuestra ciudad, una catástrofe considerada la peor, de las documentadas hasta la fecha de hoy y conocida como "La Gran Riada".

Miguel Pimentel, era el inquieto director de la revista El Magisterio Extremeño, lo recoge en el número 35 de la misma, correspondiente al 15 de diciembre de 1876, es una crónica relatando lo vivido esos días de la catástrofe, es de extraordinario realismo y valor documental.

José Antonio Hinchado Alba.


LA INUNDACIÓN DE 1876. DIARIO DE LA INUNDACIÓN DE BADAJOZ.

DÍA 5:

llevamos 15 días de copiosa e incesante lluvia: un viento huracanado la acompaña y hace temer sufran desperfectos los edificios, pocas personas y estas por necesidad, transitan por las calles, en ellas no puede menos de notarse un tinte indefinible de tristeza. La población silenciosa y sombría, no parece sino que presiente alguna desgracia.

DÍA 6:

Continúa la lluvia torrencial. A las tres de la tarde nos hayamos casi por completo a oscuras tal es la densidad de las nubes que cubren nuestro horizonte.

Apenas puede atravesarse las calles pues el agua que por ellas corre se extiende de una a otra acera. 

En el Guadiana, Rivillas y Gévora, se nota una crecida considerable: sus aguas van penetrando por las calles del Río, San Agustín, Atocha, Morales, Campo de la Cruz, Trinidad, y Peñas, y pasan por los rastrillos del Puente de Palma.

A las dos de la madrugada se nota que el nivel oscila y las aguas no avanzan.

A esta altura vierten por las murallas vecinas al Guadiana, y llegan al pie del cuartel de artillería y casas del Campo de la Cruz, y se acercan al convento de Santa Ana.

Las del Rivillas suben hasta casi la mitad de la calle Trinidad, muchas casas han sido cubiertas, la consternación es inmensa.

Poco después de las dos se siente un repentino y considerable descenso en el nivel de las aguas, todo el mundo se sobrecoge, se estremece de espanto y exclama: ¡El puente se ha roto!, los hundimientos de muchas casas aumentan el pánico del vecindario.

¡Terribles momentos los que precedieron a esta catástrofe!. La angustia mas profunda se había apoderado de todos los ánimos, sólo en pensar en la posibilidad de que las aguas continuaran elevándose en las gigantescas proporciones en que desde las tres de la tarde se habían subido.

¿Que hacer si, como todo lo hace presumir, llegan a unirse las del Rivillas con El Guadiana por la parte de Puerta Pilar, la única que quedaba descubierta?.

DÍA 7:

A las seis de la mañana continúan retirándose las aguas y poco después desde algunas azoteas y varios puntos de la muralla, se puede observar un movimiento especial y una depresión en las aguas que todavía cubren el puente en su mitad de la margen derecha del río, allí debe estar la rotura.

En efecto, ya mas entrada la mañana, se dejan ver destruidos tres  los arcos de esta joya de Badajoz.

A las once el sol asoma tímidamente por entre las nubes que van haciéndose más, ligeras, la lluvia ha cesado.

A las doce, y mirando desde las murallas del castillo, por todo el campo comprendido entre la carretera de Sevilla por la derecha, y hasta más allá de la de Alburquerque por la izquierda,no se ve más que agua, apenas se distinguen las copas de algunos árboles de las huertas próximas al castillo.

Corriente abajo del Guadiana, se ven también cubiertos los campos en una extensión inmensa.

Interrumpidas todas las lineas telegráficas, la autoridad ha intentado explorar si la de la vía férrea estaba útil, para esto era preciso atravesar el Guadiana,lo cual era punto menos que imposible. Pero dos arrojados pescadores cuyos nombres sentimos ignorar, se decidieron a atravesarlo en una barquilla tomando la corriente una legua más arriba del sitio en el que deben desembarcar.

Así lo han hecho saliendo a las doce y media y a las cinco de la tarde ya estaban de vuelta, después de haber realizado su propósito siendo recibidos con inmensa alegría y entusiastas aplausos por los muchos espectadores que con anhelante mirada le habían seguido en tan arriesgada empresa.

El municipio ha retribuido a estos valientes con cincuenta duros.

Por desgracia también la linea telegráfica del ferrocarril está incomunicada con Portugal y con España.

En las calles inundadas de la población se ven varios barcos dando auxilio a las familias de las casas arruinadas.

DÍA 8:

En nuestro colega La Crónica, de este día, hallamos los siguientes datos. “Hemos tenido hasta hoy un temporal furioso: cuatro días consecutivos ha llovido a mares hasta el punto de creer que esto era otro diluvio universal: cuatro días lloviendo incesantemente: las calles desiertas; los comercios cerrados a las primeras horas de la noche, las gentes presagiando grandes catástrofes; las sombras de la noche aumentándose con las sombras de la desgracia,las tímidas luces de los faroles, como si fueran cirios funerarios que iluminaban un gran cadáver, el cadáver de la ciudad; todo tenía para nosotros una expresión de tal de tristeza, que nos hemos creído en momentos dados, víctimas de algún castigo provincial. (sic) 

Hace siglos que Badajoz no presencia un espectáculo tan terrible como el que ahora vemos con espantados ojos. No podemos dar idea exacta de la gravedad de nuestra situación, sino diciendo que Badajoz está convertido en un puerto de mar. Estamos incomunicadas por todas partes menos por la puerta del Pilar: mirando al campo desde el castillo, que es el sitio más elevado de la población, todo cuanto alcanza la vista desde la carretera de Madrid hasta mucho más allá de la de Alburquerque, es un verdadero mar. 

Probablemente estarán inundados los pueblos de Talavera, Montijo, Puebla de la Calzada, La Garrovilla, Torremayor y Zarza junto Alanje: el Rivillas, que es un arroyo insignificante, ha crecido, tanto, que ha cubierto hasta Ia copa de los árboles de Ia carretera inmediata á los muros. El agua, entrando por la puerta de Trinidad, ha inundado la calle de este nombre y la de las Peñas, convirtiéndolos en un río; pues las aguas han subido hasta cubrir las puertas de las casas. En la calle de las Peñas hemos visto salvar en los barcos a muchas familias: se han desplomado dos casas y están próximas a caerse algunas más. En !a calle de Trinidad se han hundido también dos edificios y se nos asegura que hay otros denunciados. Por la parte del río y en la calle de este nombre, ha subido el agua hasta cerca del Convento de Santa Ana, inundándose muchas casas, de las cuales se han desplomado tres y otras están en peligro de venirse al suelo. En la calle de San Agustín se han hundido dos casas y otras tres en la de Morales. EI magnífico Puente de Palmas ha desaparecido en parte: siete arcos han sido arrollados por la corriente. Puestos sobre la muralla contigua a la Puerta de Palmas, cuanto alcanza la vista en dirección a Portugal, es agua; de manera que todos los cortijos que están en la vega del río se encuentran inundados. 

Hoy por hoy no es fácil calcular las pérdidas causadas por la inundación, ni sabemos todas las desgracias personales que hayan ocurrido; dícese que se han ahogado algunas personas. entre ellas dos carabineros. Cuando pasen algunos días sabremos a punto fijo las desgracias ocurridas y podremos dar a nuestros lectores noticia exacta de todo… 

Como se ve, el temporal ha causado muchísimos desastres, el mayor de todos es el del Puente de Palmas, puente que tiene para los intereses de nuestra capital grandísima importancia. Sin él es muy trabajoso, sino imposible, el comunicarnos con varios; pueblos de la provincia y con Madrid y Portugal, y por lo tanto es de necesidad urgentísima que se reconstruya pronto, sino ha de ser para nosotros un ferrocarril negativo el de Ciudad Real a Lisboa. Veremos qué hace el Gobierno ahora por los pueblos de esta olvidada provincia que son víctima de Ia calamidad. Nosotros, que somos los primeros en contribuir con hombres y dinero en los grandes conflictos de Ia patria, tenemos derecho a esperar esta vez a que se nos atienda, porque es muy justo. En medio de esta gran desgracia, hemos tenido el consuelo de presenciar actos verdaderamente heróicos, que nos han arrancado lágrimas. Hombres del pueblo sin dirección ni escitacíón de nadie, han librado de la muerte a muchos infelices. Quisiéramos saber los nombres de todos los que han arriesgado su vida por salvar la del prójimo, porque ellos, más que otros héroes de relumbrón, son acreedores de la gratitud y el aplauso del público. Los que al desafiar los peligros no buscan la fama, los que por un arranque de su generoso corazón han salvado a sus semejantes de la muerte, bien merecen ser propuestos al Gobierno para un cruz de Beneficencia, ya que tantas se dan de otras clases sin ningún merecimiento. 

Con un valor temerario tanto o más que el que se necesita para tomar una trinchera, hemos visto a unos pobres pescadores, sobre frágiles barquíchuelos, atravesar el río para llevar partes a la estación del ferrocarril. Es menester haberlos visto sobre la débil tabla, que no son otra cosa las barquillas con que pescan, luchando con la impetuosa corriente, casi envueltos entre las turbias olas, próximos a ser sumergidos, para apreciar el arrojo de estos hombres a quienes el pueblo recibió con lágrimas de entusiasmo al regresar á la población. 

DÍA 9: 

El tiempo ha mejorado mucho y permite que una multitud de personas circule por la población para ver los sitios donde han ocurrido siniestros. Siguen los hundimientos de casas: hasta hoy pasan de veinte las derruidas y es muy crecido el número de las que amenazan ruina y han sido denunciadas. Los lienzos de muralla que miran al Guadiana, incluso el baluarte de salvas, han quedado muy quebrantados; uno de ellos ha hecho movimiento según indica la depresión del suelo que a lo largo de él se observa. En dicho baluarte llegó el agua casi al pie de los cañones montados. La casilla de los artilleros que hay en el mismo se ha hundido. También se han abierto las paredes de la capilla del  hospital militar del castillo, a causa de un ligero temblor de tierra, que según hemos oído decir a muchas personas, se dejó sentir en la noche del 6 al 7. 

Continuamos incomunicados con todo el mundo, anhelando llevar noticias nuestras siquiera a los pueblos vecinos y recibirlas también de ellos, pues los consideramos sumidos en igual aflicción. 

En medio de tantos peligros como han rodeado a este vecindario en los días anteriores, tanto por la inundación cuanto por el derrumbamiento de edificios, nos consuela el no tener que lamentar desgracias personales dentro de la ciudad: al menos hasta ahora no hemos recibido noticia de ninguna. 

En cambio creemos que deben haber ocurrido muchas en los campos y cortijos y aún en los pueblos de las riberas del Guadiana y sus afluentes más inmediatos a esta ciudad. 

Quiera Dios que nos equivoquemos. 

DÍA 10:

Recibimos hoy las primeras noticias de algunos de los pueblos inmediatos. En Almendral han sido inundadas muchas casas, entre ellas el local de la escuela de niñas, mientras estas se hallaban en clase, siendo socorridas como también la maestra, por la guardia civil, que las puso a salvo, evitando el que hubiera muchas desgracias. En la Albuera el temporal ha derruido muchos edificios y en Olivenza, lo mismo que en Puebla de la Calzada, Montijo y Talavera la Real, que se han visto en medio del Guadiana, han ocurrido siniestros de importancia, si bien no tenemos noticia de desgracias personales como era de temer. Del puente de Mérida ha desaparecido la parte de madera y parte de la mampostería: además ha sido destruido el llamado de palo en la carretera de Sevilla, el de Alcarrache; el que está sobre el río Gévora y el del arroyo de Calamón. También se acaba de recibir el correo de Portugal que ha venido por la carretera. Las noticias que hallamos en los periódicos del vecino reino son tan desconsoladoras como las que de aquí podemos comunicar. En Oporto la inundación ha sido considerable; imponente en Lisboa; pues han sido inundadas más de 180 casas. Muchos pueblecitos situados en las riberas del Tajo han desaparecido. La vía férrea de Lisboa a nuestra capital está destrozada y muchos puentes arrollados por las aguas. En nuestro Puente de Palmas los arcos destruidos son, a contar desde la población, los que hacen los números 17 al 23 inclusives y comprenden una longitud de unos 150 metros. Los apoyos de algunos de los que aún se ven, han girado sobre su pie en distintas direcciones, lo que prueba que han flaqueado por sus cimientos. 

DÍA 13: 

Nada de particular en los dos últimos días. Hoy por fin ha salido el primer tren conduciendo la correspondencia al interior y hemos recibido la del día 5. Por fin ha cesado nuestro aislamiento y podemos comunicarnos con nuestros hermanos. Gracias a Dios. En cambio las noticias que recibimos de varios pueblos de la provincia anuncian grandísimos desastres; algunas desgracias personales; varios pueblos casi destruidos , millares de familias sin pan y sin albergue. ¡Cuanta desolación!.


Miguel Pimentel y Donaire.

(El Magisterio Extremeño. núm 35. Badajoz. 15 de Diciembre 1876).