IGLESIA PARROQUIAL DE SAN BARTOLOMÉ EN CAMPILLO DE LLERENA, BADAJOZ (Con datos inéditos).

Cuando la vi por primera vez me sedujo esa portada tan bella de estilo gótico-mudejar, pero me chocó la dicha portada con la torre, pues se veía una torre algo desproporcionada según la miras con detalle, abajo tenéis los detalles de su construcción; otra cosa que me sorprendió muchísimo fue el vestíbulo de la iglesia, por dos cosas, una por una grande y bella puerta que da acceso a la nave desde el vestíbulo, y sobre todo por unas escaleras en bajada recién atravesada la puerta de entrada que hace la bóveda del vestíbulo muy alta, quedando matemáticamente debajo de la torre, dichas escaleras las debió hacer el arquitecto para salvar el desnivel del lugar con respecto a las calles que allí hay, buscando un efecto de rampas laterales para las avenidas pluviales y así no anegar la dicha parroquia con el agua de lluvia, una medida muy inteligente por parte de él, y que le da a dicha parroquia un toque muy particular y significativo, quedando la puerta principal en una doble rampa.

Está muy complicado saber la cronología exacta de su construcción dentro del siglo XV, a fecha de hoy no hay documento que asevere nada; al igual le pasa a la torre original y sus ampliaciones llamándole la gente del pueblo a la parte más alta "el palomar".

Referente a su interior viene bien expresado abajo, exceptuado una lápida del cura Baltasar Cruz al que le hice una publicación aparte. Con respecto a su exterior resaltar una pequeña linterna no tenida en cuenta por los otros autores en el tejado de la iglesia y también la Cruz de los Caídos externa, colocada al finalizar la Guerra Civil, referente a esta guerra quiero destacar lo contado por la gente de Campillo de Llerena y las imágenes de dicha parroquia, según parece los milicianos del Frente Popular sacaron las imágenes de dicha parroquia y las colocaron en lugares estratégicos, como en esquinas de calles o lugares altos asomando sólo la cabeza, a modo de que pareciesen centinelas apostados para la defensa del lugar y así hacer creer al enemigo que eran más numerosos de lo que parecía.

Agradecimientos a mi buena amiga Joaquína Boceta Navarro y familia.

José Antonio Hinchado Alba.


(1845)) Pascual Madoz: ...una iglesia parroquial dedicada á San Bartolomé, agregada a la de San Juan de Letran de Roma. por privilegio concedido en 1790, cuyo documento en letras de oro, se conserva en el archivo de la misma parroquia: el curato es de entrada y de provision de S.M., previa oposicion ante el Tribunal Especial de las Ordenes Militares...


(1991). Antonio Pedrero Rubio: La iglesia parroquial bajo la advocación de San Bartolomé, es un edificio aislado situado en la plaza del mismo nombre.

Tiene una extensión de 20 metros de largo por 10 de ancho de planta rectangular y estilo gótico decadente, coronada en su entrada principal por un arco florenzado o conopial, muy usado en construcciones del siglo XV y principios del XVI, con bóvedas de arcos de cañón y columnas rectas. Su construcción debió finalizar a mediados del siglo XVI.

El primer libro de Bautismo comienza el 10 de abril de 1565, siendo el más antiguo. El de matrimonios en 1579, y el de defunciones en 1670.

En sus comienzos dependía del Subpriorato de Llerena y Priorato de San Marcos de León.

La sacristía mide 7'50 metros de largo por 5'20 de ancho y anexo tiene un despacho parroquial.

La iglesia tiene seis altares de escaso valor, exceptuando el de San Antonio, de estilo barroco y el de la Virgen del Rosario junto con su imagen de 1 mto. de altura y otra también de la Virgen con el Niño, de 0"80 mts., ambas de madera tallada del siglo XVIII. Asimismo, hay que considerar el altar de las Animas con un lienzo sin firma de considerable dimensiones, que preside todo el altar y otro lienzo más pequeño representando a San Bartolomé, pintado por J. Pedraza, donación de la feligresa Doña Isabel Henao.

A través de los tiempos el templo ha sufrido cambios y modificaciones que le han afectado en su arquitectura quedando su estilo actual poco definido.

En el lado derecho del Altar Mayor había una losa que cubría el sepulcro de D. Juan de Palencia, que fue el primer Alcaide de la villa de Hornachos y de su esposa Dª Isabel González con fecha de 21 de Septiembre de 1571. Tenía labrado el escudo armero del difunto conteniendo una media luna y un circulo con seis estrellas alrededor. Esta losa la han cambiado de sitio colocándola a la entrada de la iglesia por la puerta lateral.

En un censo sobre los bienes en propiedad efectuado el 27 de Mayo de 1752 por D. José Silvestre Chacón,vecino de Zafra y recaudador, la parroquia poseía lo siguiente: 71 fanegas de tierra en diferentes zonas del término, que le rentaron ese año 1.244 reales. Además percibía una renta perpetua por donaciones de 126'5 reales. Las tierras se arrendaban a tasación y fruto, visto en Mayo, a diferentes vecinos.

También disponían de bienes en el término de las siguientes parroquias e instituciones: parroquias de Usagre, Berlanga, Ahillones, Higuera de la Serena, Hornachos, el Colegio de las Descalzas de la Santísima Trinidad de Zalamea, el Hospital de Azuaga, el Curato de Retamal y la cofradía del Salvador del Mundo, de Retamal.

Se pagaban rentas a la iglesia de Santiago de Compostela, siendo la de este año por el voto y, según el arriendo efectuado por D.Antonio Marín, vecino de Llerena, de 27 fanegas de trigo al precio escriturado de 18 reales por fanega, con un total de 486 reales.

Al convento de San Marcos de León se le pagaba el Diezmo y todos los frutos que anualmente tocaban a la Encomienda de esta villa, tanto de grano como de miel, importando al año 23 fanegas y 9 celemines de trigo, 10 fanegas y 7 celemines de cebada, un celemín y tres cuartillos de garbanzos, dos cuartillos de centeno y dos tercios de otros.

Por el ramo de Minción (impuesto que se pagaba por los difuntos) 1254 reales y un celemín.

Había dos púlpitos, de hierro y de madera, colocados a ambos lados de la iglesia, en las primeras columnas. Fueron construidos por el artesano Atilano Carrasco en 1898. Uno de ellos lo mandó quitar el Obispo D. Félix Soto, ordenando lo pusieran en la ermita del Divino Señor y allí ha estado hasta hace poco; el otro lo quitaron en los años setenta, siendo una pena pues se debió dejar en su sitio como símbolo de otros tiempos menos mecanizados, donde tantos oradores, algunos de ellos muy conocidos, ofrecieron la palabra de Dios.

Junto con la construcción del templo se debió instalar un retablo del maestro Esteban de Bruselas. Este artista llego a Llerena procedente de Sevilla entorno al año 1539. Había nacido en el año 1517 y entre los años 1545 y 1548 realizó una serie de retablos de talla y pincel en el Provisorato; entre ellos uno para Campillo. Retablo de grandes proporciones, con tallas doradas labradas a lo "Romano" (sic) y con tablero para pinturas en número de diez a doce. "Campillo tiene un retablo bueno que nuevamente se ha hecho, de tallas doradas, que tiene diez tableros pintados de pincel  y otras cuatro que sirven para banco". (Carmelo Solís Rodriguez).

La Capilla Mayor fue ejecutada por otro artista de renombre, Juan de Cuellar.

El retablo mencionado ha desaparecido en su totalidad sin dejar rastro alguno. Hace unos años aparecieron en un hueco en el Altar Mayor, dos imágenes de madera irreconocibles, por la humedad y el tiempo transcurrido. La finalidad de ocultarlas pudiera ser librarlas de algún saqueo por un ejercito invasor. No creemos perteneciera a este retablo y sí es posible que fueran San Joaquín y Santa Ana, imágenes que estuvieron en la ermita de esta.

En agosto de 1836 el cura Garrido envió a Llerena todos los útiles de plata con el fin de librarlos de la rapiña de las tropas carlistas: 2 cálices, 2 patenas, 2 cucharas, 1 cruz de estandarte, 2 ampolletas, 1 viril o custodia, 1 incensario y su naveta. Todo peso 11 libras y una onza. El mismo cura se refiere al saqueo de las tropas francesas en 1810, y a la quema de libros del Archivo Parroquial, algunos en blanco, otros escriturados de bautismo y matrimonio. El incensario de plata fue construido por el platero D. Pedro Torres (1517-1554).

En 1720 se ajusta la compra de un órgano por 600 reales por el cual el Provisorato cede 400 reales.

Siendo párroco D. José Dolores Fernández Alvarez (26 de Septiembre de 1948 al 26 de Marzo de 1969) se hicieron importantes obras de saneamiento y renovación por el organismo de Regiones Devastadas, con un presupuesto de 294.000 mil pts. En el año 1955 se quitó un coro de unos cuatro metros de espesor que cogía el ancho del templo donde se cantaron misas de Perosi y Pío X. El Altar Mayor lo presidía un lienzo pintado al oleo de considerable tamaño representando a la Inmaculada con varios ángeles a sus píes, instalándose en su lugar las vidrieras actuales.

D. Andrés de la Rubia solicitó a la Sacrosanta iglesia de San Juan de Letrán (Lateranense) Madre de todas las iglesias del Orbe Católico, que la de Campillo fuese agregada, equiparada, unida e incorporada a perpetuidad ala Basílica Lateranense, con el fin de que todas las indulgencias o gracias espirituales concedidas a esta se aplicasen a nuestra Parroquia los días y fiestas estipulados y en las condiciones establecidas de visitar la Iglesia verdaderamente arrepentidos, confesados y comulgados, elevando preces a Dios por la Santa Madre Iglesia, la extirpación de las herejías y la concordia entre los Príncipes Cristianos. Gracia que fue concebida a perpetuidad el 10 de Enero de 1790, según consta en un pergamino existente en la sacristía: "Indulgencia plenaria y remisión de los pecados cada uno de estos días: La Ascensión, Natividad de San Juan Bautista, Santos Pedro, Pablo y Juan Evangelista, y el de la dedicación de la Basílica Lateranense. Siete años de Indulgencia y otras tantas cuarentenas a quienes en las fiestas de los Santos Andrés, Santiago, Tomás, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón, Judas y Matías cumplan lo descrito. Cuatro años de Indulgencias y otras tantas cuarentenas a quienes desde el domingo primero de Adviento hasta la fiesta de la Natividad de Jesucristo y desde el miércoles de Ceniza hasta la fiesta de Resurrección del Señor, verdaderamente arrepentido o al menos con propósito de redención. Dispensa de cien días de penitencia impuesta o debida en cada uno de los días restantes. Y finalmente quienes en los días Estacionales de la propia Basílica Lateranense señalado en el misal romano a saber: Domingo primero de Cuaresma, Domingo de Ramos, Jueves Santo, Sábado Santo, Sábado in Albis, Martes de Rogativas, y Sábado de Vigilia de Pentecostés, en las formas antes dichas, ganan las Indulgencias Estacionales que tengan quienes esos mismos días visiten la auténtica Basílica Lateranense, en la propia Iglesia de San Bartolomé". Este documento se pasó por la Comisaría de Cruzada de 21 de Mayo de 1790.

Con la renovación litúrgica impuesta por el Concilio Vaticano II, se modificó el Altar Mayor, adecuando el de mármol regalado con anterioridad por don Pedro Pascual y Señora el cual se consagró el Jueves Santo del año 1958. El importe del Altar fue de 25.000 Ptas.

LA TORRE:

Es una mole de ladrillos de unos 20 metros de altura. Las escaleras también de ladrillos, con 8 arcos. Por tradición oral ha llegado a nosotros que no se terminó su construcción por caerse de ella el arquitecto, feneciendo; de ahí que su base sea tan desproporcionada respecto a la altura.

En las obras realizadas en el año1955 se modificó sustancialmente el campanario, quedando menos estética y de peor gusto.

En el campanario tenía un reloj de pesas de granito que caían en un cuarto que hay a mitad de la torre llamado por todos de las "pesas", el cual se habilitó para coro una vez derruido éste.

No tenemos noticias de cuando se colocó la primera campana. En 1713 se funde una campana grande por estar rajada la que había, importando 891 Reales; en 1921 se coloca otra campana fundida en Albaida (Valencia), por hijos de Roses Adzaneta, que costó la cantidad de 270,50 Ptas, y en 1969 se funde nuevamente la campana "chica" por encontrarse rajada y se coloca el 10 de Abril de 1969. El esquilón se compró estando de cura D. Francisco Delgado Espada, en 1909.


(Documento sacado de internet sin fecha ni autor sacado de los datos de Antonio Pedrero pero con detalles interesantes añadidos J.A.H.A.): Es el monumento más representativo del lugar. Erigida en el siglo XV y ubicada en la plazuela del mismo nombre, aunque hoy día presenta notables transformaciones, sintetiza con armonía la estética de los últimos momentos del Gótico y la inspiración mudéjar de tradición islámica tan presente en las manifestaciones artísticas comarcales.

Concebida como de estilo propiamente gótico con sus arcos conopiales, la bóveda de crucería que cubre el presbiterio o los alfices, almenas escalonadas y la utilización generalizada del ladrillo con fines arquitectónicos y decorativos de inspiración típica mudéjar. La fachada gótico-mudéjar se presenta en ladrillo de hermosa portada con cornopio y arrabá.

Aunque su construcción comenzaría en el siglo XV, no será hasta finales del siglo XVI cuando se vea finalizada, destacando la presencia de otra dependencia anexa en su cabecera que actualmente ejerce las funciones de sacristía. 

Destaca su torre de ladrillos, con 20 metros de altura y una escalera de 8 arcos, aunque existen hipótesis de que su altura fuese aún mayor y que hubiera que reducirla debido a alguna deficiencia constructiva. Su estructura en dos cuerpos; uno inferior de mayor presencia y acusado valor artístico y otro superior, reconstruido con escasa fortuna en 1955, fecha en la que se eliminaría el remate que se asentaba sobre la terraza al que además acompañaba un reloj con pesas de granito, sustituyendo este por una especie de estancia que hace las funciones de mirador, aunque no demasiado acorde con la estética global del edificio. Por otra parte, las obras desarrolladas a mediados del siglo XX fueron las encargadas de hacer desaparecer el coro situado a los pies del templo y de modificar el aspecto original del altar con la introducción de placas marmóreas y vidrieras con representaciones de imágenes que harían las funciones que en su lugar realizó el gran lienzo del muro del altar mayor con la imagen de la Inmaculada Concepción realizado en óleo sobre el retablo del siglo XVI, obra de Estacio de Bruselas. Esta composición actual produce una sensación de modernidad que resta originalidad al conjunto de la edificación, aunque la causa de la transformación está justificada por los efectos sufridos durante la Guerra Civil en la localidad. Este tipo de episodios bélicos serían el desencadenante de otras pérdidas de gran valor como lo son por ejemplo el órgano originario de 1720, comprado por 600 reales, 400 de los cuales fueron aportados por las autoridades eclesiásticas del Provisorato de Llerena o el traslado de las piezas de orfebrería en 1836 a la localidad de Llerena por miedo a ser expoliadas por las tropas francesas que amenazaban con entrar en la localidad y que así lo harían acabando con buena parte de la documentación archivística del templo. De los seis altares de la parroquia destacan el de San Antonio, la Virgen del Rosario y la Virgen del Niño, ambos de madera tallada del s.XVIII.

La parroquia de San Bartolomé gozó de una importante pujanza económica que procedía de los substanciales ingresos económicos que recibía por las rentas de sus tierras, las donaciones perpetuas y los bienes que poseía en otras parroquias y localidades como por ejemplo las de Usagre, Retamal de Llerena, Hornachos, Ahillones y Berlanga.

El interior del edificio, en otra época, cobijó también unos púlpitos labrados en madera y hierro, ejecutados por el maestro artesano Atilano Carrasco, a finales del siglo XIX. Fueron retirados de su lugar para disponerlos en la cercana ermita del Divino Señor de la Caridad. Hoy se desconoce su paradero. 

En el recorrido por las iglesias parroquiales comarcanas estamos dedicando unas breves líneas que hacen referencia a las 

La pila bautismal, de modesta concepción, está realizada en granito con un pie reducido y una copa de gran diámetro, labrada con líneas que la acercan a la representación de una concha santiaguista. En muchos templos encontraremos cruces y veneras; emblemas de esta Orden, acompañadas de inscripciones y leyendas que aluden al año de su realización (como es el caso de la ubicada en la parroquial de Maguilla). Estas pilas bautismales, serían trasladadas, según orden episcopal, desde los altares mayores hasta las capillas laterales que pasaron a convertirse en modestos baptisterios. 

El ajuar artístico no es muy abundante, pero sobresalen algunas piezas en plata como el cáliz o el incensario, ambos del siglo XVI, o las tallas de Ntra. Sra. del Rosario del siglo XVI, y las de San Antonio y la talla moderna de Ntra. Sra. del Rosario de los siglos XVII-XVIII. Los retablos de las Ánimas y el de Nuestro Padre Jesús también datan de los siglos XVII-XVIII.


(2005). Mariano Cabanillas Entrena: (Hay más visitas que las que indico pero no van reflejados detalles del edificio J.A.H.A.).

Visita 1881.Fue realizada el 31 de Mayo por el Excmo. Sr. Obispo de Badajoz Fernando Ramirez Y Vazopor. Consideramos importante esta visita por el deterioro de la Parroquia que se deduce de las siguientes disposiciones que figuran en su visita: 

1º. El párroco cuidará de que todas las aras se hallen forrados con lienzo y sustitución de las actuales especialmente la de los altares de mayor devoción. Reformará las ropas de la Sacristía y hará inventario de las útiles. 

2º. Se restaurará la cajonería, al menos los principales desperfectos que se advierten en los de la parte inferior; debe ser también objeto de reforma la puerta lateral del templo frente a la que se halla en uso. Se pintará convenientemente la puerta para que se evite mejor la influencia del temporal. Asimismo se nivelará la principal, dejándola con nuevos y fuertes quicios que sostengan las dos hojas de que se componen. Su parte baja se asegurará con un fuerte aldabón. 

3º. Los cimientos de las pilastras que sirven de apoyo al templo, se reforzarán con buena mezcla y piedra, recogiéndose las aguas por medio de una cañería de lata, que caen hoy sobre el tejado y la bóveda del cuarto de la Sacristía. 

4º. Se recomienda el aseo y limpieza de todo lo perteneciente al culto y con especialidad todo lo que tiene relación inmediata con el Santo Sacrificio, sin desatender por ello el templo y la Sacristía y los altares así como el interior de Sagrario cuya cavidad reforzará de tela decente. 

5º. Se retocarán algunas imágenes, entre ellas la del Patrono de la Iglesia, seran Objeto de reforma los misales.

6º. Por cuanto se ha observado con dolor que la mayor parte de las cargas piadosas no se cumplen, sin duda por no prestarse los poseedores de los bienes gravados a su paga. siguiendo en grave perjuicio a las almas de los fundadores y a los intereses de la Iglesia. Se encomienda al celo del párroco para que por Ios medios prudenciales primero, y acudiendo a los legales. después, si aquellos no dieran resultado, reclamar el cumplimiento de las susodichas cargas piadosas, puesto que a ello están obligados una vez que disfruta los bienes que sus antepasados Ios Icguran con tan sagrado objeto: sobre todo lo cual se encomienda a la conciencia del párroco que es o fuere. 

Como puede notarse la disposición sexta explica en cierto modo la situación de deterioro expuestas en las cinco primeras ya que los poseedores de bienes heredados testamentaríamente y con cargas piadosas hacen caso omiso de las obligaciones contraídas. 

En esta visita se dedican dos días para administrar el Sacramento de la Confirmación. 


Visita 1909. La visita fue realizada por D. Félix Soto Mancera, Obispo de esta Diócesis de Badajoz el 18 de enero de 1909. La visita se ajustó a lo que disponía el Pontifical romano acerca de la Adoración del Sacramento, inspección del Sagrario y de la Pila Bautismal y procesión de difuntos. 

Realizada esta misión desde el púlpito agradeció el solemne recibimiento de autoridades y pueblo. Al día siguiente administró el Sacramento de la Confirmación, acto que se repitió por la tarde de este mismo día y la mañana del día 19. A continuación partió para Retamal para realizar su visita. 

Durante su visita realizó una observación detenida de todas las dependencias de la iglesia, expresó su profundo disgusto por el desaliño que el Sr. Cura propio, D. José Rodríguez Vázquez, había dejado los enseres de la parroquia, la poca piedad de los fieles y el gran número de los que mueren sin los últimos sacramentos y ordenó lo siguiente: 

1º. Que se sustituyan todas las aras y se agrande el formón para que las formas que sirvan para la comunión de los fieles tengan 3 cms de diámetro. 

2º. Que se quite el Púlpito inmediato a la puerta de la sacristía y se ponga un pavimento de baldosines al Presbiterio, dejando para cuando sea posible el sustituir el de toda la Iglesia. 

3º. Que se retire del culto la efigie altamente ridícula del Jesucristo Resucitado. 

4º. Que desaparezcan las cortinas de la puertas de la Sacristía y la de la ventana que da al Presbiterio, así como también la que separa las dos sacristías. 

5º. Que se quiten los lienzos de las dos ventanas que en la actualidad tiene la parroquia colocando en ellas unas cristaleras, haciendo lo mismo en las que da a la Sacristía con el fin de que tanto esta como la Iglesia puedan recibir toda la luz posible. 

6º. Que se componga y coloque la puerta que comunica la Sacristía en la Capilla del Sagrario y se blanquee interiormente la cúpula de esta Capilla. 

7º. Que se agrande la capilla aspillera del baptisterio, siempre que lo consientan los muros y se ponga también una cristalera la cual deberá colocarse, aunque no fuera posible dar más proporción a la ventana. 

8º. Que en el tabique medio entre el coro y el cuarto adonde las pesas del reloj se abra una ventana de 2 metros de longitud por uno de latitud y en ella se coloque una cristalera de 2 puertas. Asimismo se quitarán los ladrillos que cierran la ventana, que está sobre la Puerta de la Iglesia, que está frente al Altar Mayor, a fin de que penetre más luz en el templo por la que se ha de abrir en el Coro. 

9º. Que se ponga un antepecho en la otra ventana que da también al cuarto de 

las pesas y que en las dos se fije un marco con alambrera con el fin de evitar que se arrojen desde la calle piedras u otros objetos. 

10º. Que se arreglen las aspilleras de la escalera de la torre cuyas dependencias, incluyendo los dos cuartos, arriba mencionados, se limpiaran así de los escombros como toda la suciedad.

11º. Que se recorra el tejado de la Sacristía vieja y se coloque la puerta que falta en la alacena y se limpien los faroles del Rosario y se ordenen todos los muebles quemando los que sean absolutamente inservibles. 

12º. Que se mande fundir el esquilón inútil para su objeto por estar roto.

13º. Que se bajen del coro los escaños y se coloquen en la parte baja de la Iglesia. 

14º. Que se compren un hisopo, palios, hijuelas y purificadores. 

15º. Que se coloque en la Sacristía un cuadro prohibiendo fumar y que no permanezcan en la Sacristía personas durante el culto. 


(1910-1920). En esta década según encontramos en Los libros Parroquiales de Matrimonio se adquieren muchos objetos de culto e imágenes para la Parroquia destacamos las siguientes. 

La Imagen de la Purísima se compró en Madrid en diciembre de 1912. El Niño Jesús y la Cuna se adquieren en abril de 1913. 

La Capa Blanca y la Casulla verde en abril de 1914 en Valencia. 

La Capilla se estrenó con su retablo el 19 de abril de 1915. 

Las Imágenes de los Sagrados Corazones se trajeron de Barcelona en septiembre de 1915. 

La Imagen de S. Antonio de Padua y el Niño que sostiene en sus brazos fueron restaurados y decorados en Barcelona en los talleres de J. Mato en abril de 1916. 

El Presbíterio de la Parroquia fue arreglado en junio de 1926 para la inauguración del Culto al Sagrado Corazón. Todo el Retablo (homacinas, gradas, mesa de 

altar, barandillas de hierro, piso de baldosines, grados de mármol) todo, por la sorprendente cantidad de 600 pesetas.

El Altar de la Purísima fue costeado con una promesa particular del párroco y se hizo en 1917.

Los dos ángeles laterales de la Purísima fueron comprados en 1919, con limosnas del vecindario.


...A estas fiestas litúrgicas se unían las político-religiosas, como la fecha de 1° de Abril "Día de la Victoria". El 1° de Octubre "Día del Caudillo". A partir del año 39, esta fiesta tuvo especial esplendor con ofrenda al Santísimo Cristo de la Caridad, obsequio y homenaje a los excombatientes, Misa solemne, bendición de la Nueva Cruz de los Caídos y reparto de pan a los pobres. Estos actos sirvieron de pauta para la celebración de esta fiesta en años posteriores.

Otra fiesta tradicional fue la del "Alzamiento Nacional". Anualmente se programaba una Misa solemne de Acción de Gracias y un Te Deum.

...El 13 de Enero de 1958 el párroco se dirige por escrito al Ayuntamiento pidiendo el terreno que linda con el templo parroquial para la construcción de una Capilla en dicho templo para inhumar los restos de nuestros difuntos que dieron la vida por Dios y por España y que yacen en la ruinosa Capilla del Santo Cristo de la Caridad. Aunque la corporación lo ve con buenos ojos, se le niega en principio se habiliten los muchos rincones que existen alrededor del templo. ...


(2018). Dionisio Á. Martín Nieto: (Datos añadidos en el año 2020).

Visita de 1494: Llegó a la iglesia de San Bartolomé el vicario de Beas, Juan García de la Fuente, visitador en 1494, quien como en cualquier visita pastoral vio en primer lugar el sagrario, colocado lateralmente en una pared como era costumbre hasta que en el concilio de Trento se dispusiera su ubicación en el altar mayor. Abiertas las pequeñas puertas del sagrario, en su interior estaba una caja de madera que albergaba otra caja del mismo material sobre unos corporales y dentro de ella unos paños de lienzo labrados en seda. Como hiciera en otras partes donde el sagrario era de madera, ordenó el visitador al cura que mandase hacer una pequeña caja de plata donde con mayor decencia y veneración estuviera el santisimo sacramento. El sacerdote dispuso que fuera de tres o cuatro onzas de plata y que se sufragara con la limosna que dos buenos hombres pidieran los domingos. 

El altar mayor lo presidia la imagen de San Bartolomé, pintado en la pared y representado en su martirio. Sobre la mesa del altar unos manteles nuevos, pero el lienzo del frontal estaba ya viejo, y un Ara con sus corporales cubierta por dos palias labradas. En lo alto una cortina vieja y rota. Por delante del altar alumbraba una lámpara de latón. 

A la derecha del arco toral, en el lado de la Epístola, otro altar dedicado a la Virgen, representada en una imagen pequeña de escultura de bulto redondo y otra imagen de fresco en la pared. Por frontal un lienzo pintado, y una cortina de lienzo rota y vieja.

A la izquierda, en el lado del Evangelio, un altar de la advocación de San Sebastián, con sus manteles, un frontal de lienzo pintado medio roto y una cortina de lienzo. 

El cuerpo de la iglesia, de una sola nave, estaba dividido en tres tramos, con partes de pintura en algunos de sus muros laterales. 

En el campanario dos campanas, y una esquila para el día del Corpus. 

De objetos litúrgicos de plata sólo contaba con un cáliz de plata con su patena, de dos marcos de peso. 

Los ornamentos que habia entonces eran una vestimenta de damasco blanco con cenefa de oro, una vestlmenta negra de lino, nueve paños labrados y ocho pares de manteles.


Visita de 1498: Pese al mandato anterior, en la visita de 1498 se mantenia el santísimo en una caja de madera pintada dentro de un cofre también de madera, en cuyo interior se guardaban los óleos en dos ampollas de estaño. Era entonces mayordomo de la iglesia Alonso García de la Fuente. El párroco percibía 1.900 maravedís anuales y habia sido nombrado por el prior don García Ramírez. 

Representa novedad la existencia de una imagen de madera de San Bartolomé en el altar mayor, no mencionada en la visita de 1494. Variación es también la presencia de un facistol de madera cubierto de un paño de lienzo, y dos cruciijos de latón, uno grande y otro pequeño. 

En los otros dos altares se advierte la continuidad de la imagen de la Virgen, que se especifica que es con el Niño Jesús y en el de San Sebastián, llamado ahora de los Mártires, hay un crucificado de madera elevado en lo alto.

Los ornamentos que tenía en ese momento: una cruz de plata de dieciséis marcos (no mencionada en la visita anterior), un cáliz de plata con su patena de dos marcos; una casulla de damasco blanco con cenefa de oro, una casulla negra de lienzo, un frontal de lienzo pintado; un breviario sevillano impreso, un santoral de pergamino, un pasionario viejo de pergamino, un misal romano, un libro para asentar los bautismos; y dos pares de hierros para hostias. No mencionadas por los visitadores de 1494, pero sin duda existentes, una pila de bautismo y otra de agua bendita. 

El estado de conservación general del templo se consideró como bueno, la glesia está “bien tejada et maderada”. 

Los visitadores volvieron a ordenar que se hiciera una caja de plata para el sacramento, de marco y medio de peso, pero ante la escasez económica de la parroquia, mandaron que fuera costeada por la ermita de Santa Maria de las Esposas.


Visita de 1501: Era párroco frey Francisco Ximénez, con licencia del prior de San Marcos, el cual disponía de una casa parroquial que hacía poco se había reparado con los fondos económicos de la iglesia, motivo por el que los visitadores dispusieron que en adelante los reparos los costeara el propio sacerdote. 

El parecer de los Visitadores fue que la iglesia estaba “razonablemente reparada”. Se limitaron únicamente a nombrar los tres altares, de San Bartolomé, de Nuestra Señora y de San Sebastián con sus ornamentos adecuados. En cuanto al inventario que realizaron de los bienes y ornamentos: Se mantenía el sagrario en una arqueta de madera y dentro de ella otra caja de madera pintada, sin que se hubiese cumplido el mandamiento de hacer la caja de plata ya dado en 1494 y 1498. En su interior las ampollas de los óleos con dos paños labrados. 

Objetos de plata había: una cruz de doce marcos de peso, y un cáliz con su patena de marco y medio. En ambos casos se advierte una diferencia de peso (16-12 y 2-1/2 respectivamente), que respondería a una estimación por encima del visitador o del mayordomo. Los ornamentos: dos aras con sus corporales, una casulla de damasco blanco con cenefa de oro, tres casullas de lienzo, cinco albas y cuatro amitos, una casulla de seda leonada vieja y rota, una estola de seda leonada, una sobrepelliz, diez pares de manteles, cuatro frontales de lienzo para los altares, una sébana cintada, diez roquetes, dieciocho paflizuelos labrados, una estola verde. 

De libros litúrgicos contaba con un breviario sevillano impreso, un misal romano, dos manuales (uno impreso y otro manuscrito en pergamino para el canto). Los objetos de metal relacionados eran dos pies de hierro para hacer hostias, dos pies de ampollas, dos lámparas, un acerte, azada y azadón para abrir las sepulturas. En el campanario se alzaban dos campanas, una grande y otra pequeña. 

También se contabiliza la campanilla de tañer para alzar en el altar. Cuentas de fábrica: Era mayordomo Juan Alonso del Casar, que fue alcanzado en las cuentas en 2.143,5 maravedís. En los mandatos, de nuevo se insistió en la caja de plata para el sacramento, dándose ahora de plazo sóplo un mes para su cumplimiento.


Visita de 1511: Se mantenía como párroco frey Francisco Ximénez, que enseñó concesión real dada en Sevilla a 8 de febrero de 1502 y colación canónica del prior Ramírez del dia 12 del mismo mes y año. Como había atraso en la celebración de oficios de aniversarios y treintenarios se le ordenó al párroco que trajera a un clérigo para su ayuda y se pusiese al día con los oficios de obligación. 

La casa parroquial lindaba con casas de Bartolomé Moreno y de Bartolomé González. Poseia el beneficio parroquial una viña con 800 cepas con carga de dos responsos diarios.

Se estaba reedificando la capilla mayor de la iglesia cuando el 6 de abril de 1511 fueron los visitadores a inspeccionarla. Por ese motivo se había mudado el sacramento al altar de Nuestra Señora donde se encontraba dentro de un cofre de madera y dentro de él ya sí la caja de plata con sus corporales encima. Las ampollas de los santos óleos eran de estaño. 

Fuera de la capilla mayor, se mencionan los dos altares ya conocidos. 

Los objetos de plata: eran una cruz de 10 marcos de peso con dos esmaltes (nueva diferencia de peso); dos cálices con sus patenas (se habia incrementado uno); y la referida caja del santísimo sacramento. También se relaciona un incensario de plata viejo, del que nada se habia dicho en las visitas anteriores. 

Los ornamentos: una casulla de damasco blanco con cenefa de oro bajo, roto su recaudo; una casulla de terciopelo verde con cenefa de cortadura sobre chamalote azul y estola de seda negra; tres vestimentas de lienzo; un frontal de guadamecí nuevo y dos frontales de lienzo en los altares, seis mangas de lienzo para la cruz; veinte y cuatro pares de manteles y unos  alemaniscos; seis roquetes; tres amitos; cincuenta y un paños labrados y con cintas; dos frontales, uno blanco y otro colorado; dos camisas de la Virgen; cinco paños de seda; un pedazo de raso carmesí sobre el sacramento; una sobrepelliz.

Los libros para la liturgia: eran un breviario sevillano impreso, un misal romano pequeño impreso, un manual sevillano impreso, un manual manuscrito en pergamino, y un oficio de misas votivas. 

Los objetos de metal: en el campanario dos campanas, una grande y una pequeña, y dos esquilones; la campanilla del altar; tres cruces de latón; dos pares de hierro para hostias; dos lámparas; un acarreo; tres pares de vinajeras; unos candeleros de hierro pequeños; un incensiario de latón nuevo. Los objetos de madera: un portapaz de madera dorada, un cubilete grande, un atril, dos arcas para guardar los omamentos. 

Cuentas de fábrica: se tomó cuenta a los mayordomos que habian sido desde la visita anterior, que fueron Juan Pascual, Juan García y el actual Alonso Martín, al que se alcanzó en 10.286 maravedís, 36 fanegas y dos celemines de trigo y 11 fanegas y siete celemines de cebada. 

En los mandatos instaron al mayordomo a continuar la obra de la capilla mayor hasta concluirla, la cual se hacía con concurrencia de peones aportados por el concejo. Acabada la capilla, debia empezar el levantamiento del cuerpo de la iglesia conforme a la nueva capilla. Y asimismo ordenaron que al lado del Evangelio se hiciese un tabernéculo de madera para albergar el santisimo sacramento en plazo de tres dias.

De la misma forma dispusieron de la compra de un plato de estaño para administrar extremaunción; y de un libro de papel donde asentar las cuentas de la mayordomía. Debía el mayordomo también solicitar al cura una copia de la lista de los que no hubieran confesado para hacer efectivo el cobro de la pena de 30 maravedís a cada uno. Dos mujeres honradas se encargaban de la demanda de la cera. 

No tenía el sacerdote libro para apuntar los bautismos y confirmaciones con lo que fue condenado por los visitadores a pagar 1.000 maravedís de multa en plazo de nueve días y, por supuesto, a que comprase un libro bueno para el registro. Hay que recordar que la reforma eclesiástica del cardenal Cisneros aconsejó, más bien obligó, a los párrocos a registrar en un libro los uncidos con el sacramento del bautismo, además de asentar a los feligreses por familias y anotar sus cumplimientos pascuales, medidas dictadas en las constituciones XV, XVI y XVII del sinodo de Talavera de la Reina de 1498. Son considerables las parroquias en Extremadura que afortunadamente conservan sus libros de bautizados desde principios del siglo XVI, incluso algunas desde antes de 1510. La obligatoriedad del registro de los matrimonios no se haría hasta después del concilio de Trento, en 1564; y el de los difuntos hasta 1614, si bien en los libros de colecturía se ponian por escrito las últimas voluntades de los finados, con sus mandas espirituales y obligaciones de misas por parte de la parroquia. Los libros sacramentales de Campillo son posteriores al concilio de Trento, los de bautismo se inician en 1565, los de matrimonio en 1578 y los de difuntos en 1602. 

No habiendo sacristán en ese memento, los visitadores compelieron a los alcaldes y al cura a que lo nombrasen y le pagaran el salario acostumbrado.


Visita de 1515: (A partir de este año sólo voy a poner los datos relacionados con el edificio tanto en el interior como el exterior y a omitir detalles de objetos de ornamento, plata y metal, telas, libros litúrgicos, madera, etc. J. A. H. A.). 

Seguía siendo párroco frey Francisco Ximénez que disfrutaba como posesión de su beneficio curado la antes referida viña de 800 cepas. 

Continuaba la capilla mayor en construcción. En el cuerpo se menciona la existencia de los dos altares. Mandaron los visitadores al mayordomo que pusiera la reja a la pila de bautismo antes de la Pascua Florida, bajo pena de 600 maravedís. 


Visita de 1550: Del tiempo que media antes de la siguiente visita conservada, la de 1550, conocemos que el concejo de la Villa presentó petición al Consejo de las Ordenes de revocar la licencia que el prior de San Marcos de León había concedido a ciertas mujeres para entrar a oir misa en el coro de la iglesia donde se sentaban los hombres “a avido en ella mucho escámdalo e se espera rescreçer daño porque otras mugeres dizen que quieren ansymismo entrar y estar en el dicho coro”. Admitida, se ordenó que las mujeres no entrasen en el coro durante las misas y divinos oficios por real cédula dada en Burgos a 28 de abril de 1524.

La visita que nos ocupa ahora tuvo lugar el 25 de septiembre de 1550. 

En cumplimiento de los preceptos que se estaban aprobando en el concilio de Trento, el santísimo sacramento estaba ya colocado en medio del retablo mayor, dentro de una custodia de plata. Los óleos se hallaban en tres ampolletas de plata. 

La pila bautismal la encontraron los visitadores en estado decente. 

El párroco llevaba el libro de bautizados en orden, es decir, que al menos existía un libro anterior al primero que se conserva que es de 1565. 

Se nos describe el cuerpo del templo como de una sola nave dividida en tramos por cuatro hileras de arcos de ladrillo, y con cubierta de madera de pino. La capilla mayor era de bóveda de cruceria hecha en ladrillo. Al lado de la Epístola se abría la sacristía asimismo de bóveda de crucería de ladrillo.

La capilla mayor fue hecha por Juan de Cuéllar, un maestro que estaba avecindado en Ribera del Fresno. Se documenta su actividad ya desde 1515 en la propia Ribera del Fresno dando su parecer para obras del castillo y después en 1544 en el visto bueno de la obra efectuada en el castillo de Alange por Luís Zambrano. 

Por primera vez se menciona en el altar mayor la existencia de un rctablo que había sido realizado recientemente, de talla dorada, con diez paneles de pintura y otros cuatro abajo por banco. En el centro, la custodia, y por encima en una hornacina del retablo la imagen titular de San Bartolomé de bulto. 

Este retablo fue obra del entallador Martín de Holanda y del pintor Estacio de Bruselas, quienes también ejecutaron los de las iglesias de Berlanga, Valencia de las Torres, Ribera del Fresno, Granja de Torrehermosa, Bienvenida, Usagre, Monesterio y del unico que se conserva en la actualidad, el de Medina de las Torres. 

En el lado de la Epístola del cuerpo otro altar dedicado a la Virgen con su imagen de bulto, y a la izquierda otro altar con un crucifijo, y otro altar con el San Bartolomé viejo de bulto. A los pies, bajo un arco de madera sobre pretiles de piedra, la pila bautismal dentro de una reja de madera.


Visita de 1575: El párroco era Sebastián de Paredes por título en Madrid a 1 de abril de 1565 y colación del provisor doctor Gómez de Carvajal el 17 de mayo. Tomó posesión el 20 de mayo. 

Los bienes anexos al curato eran una casa con corral, lindera con otra de Gonzalo Alonso y con calleja que va al cementerio; 500 maravedís de censo perpetuo sobre una huerta al camino de Llerena que posee Diego de Sevilla. 

La casa estaba detrás de la iglesia, linde casas de Gonzalo Alonso y de Juan Yáñez. Era un cuerpo de casa con una fachada larga. Al ingreso, a la derecha, una cámara. Frente a la puerta un callejón doblado de madera tosca de encina por donde se entraba al corral. Toda la casa, tejada con madera tosca, estaba en muy buen estado, y se había cumplido el mandato de los visitadores anteriores de reparar las puertas y hacer una nueva para el corral. 

Cumpliendo con el orden preceptivo, los visitadores Mendoza y Cuenca, una vez oida misa, comenzaron su inspección por el santísimo sacramento, el cual hallaron en un sagrario dorado en medio del altar, en una custodia de plata. A continuación fueron a la nave del Evangelio, donde estaba la pila de bautizar, 

limpia y en buen estado, colocada provisionalmente por no haberse acabado todavia la capilla bautismal. Prosiguieron con los santos óleos que estaban en tres navetas de plata bien cerradas y limpias. Y conforme a las disposiciones tridentinas revisaron el buen orden del libro de bautizados y ya también del libro de confirmados y casados. 

Es la primera visita de Ias que disponemos en la que se hace una más detallada descripción del templo. El cuerpo de la iglesia es de piedra en mampostería con rafas de ladrillo y contrafuertes al exterior. A los pies, en la fachada occidental, su portada y por encima de ella se estaba construyendo la torre campanario en ladrillo. Dicha portada es de arco en ladrillo con sus muy buenas puertas de pino y clavazón de hierro, sufragadas con limosnas de los vecinos. Al ingreso, un tramo de nave abovedado con cuatro cruceros de ladrillo y clave de piedra, el sotocoro, y por encima de él en la segunda planta se disponia el coro. A la derecha, al lado de la Epístola, la capilla donde se había de colocar la piIa bautismal; y a la izquierda, en el lado del Evangelio, la escalera para subir al coro y a la torre. El cuerpo se dividía en tramos por cinco arcos de ladrillo, con su cubierta de madera. En el lado Norte del cuerpo se abría una puerta con su arco de ladrillo. En este mismo lado, se disponían dos altares: uno con su retablo de lienzo pintado con la imagen de la Virgen; otro de Santa Catalina con su imagen escultórica de bulto policromada. Al otro flanco, el de la Epístola o Sur otro altar dedicado a los mártires San Fabián y San Sebastián; y un púlpito en ladrillo que se hizo por donación de Hernán de Torres.

El arco toral de acceso a la capilla mayor era de ladrillo. Esta capilla mayor se cubría con bóveda de crucería también hecha en ladrillo. El altar mayor, en ladrillo, estaba elevado sobre cuatro gradas del mismo material. El retablo de talla con catorce paneles de pintura al óleo. En el banco del retablo cuatro paneles con las representaciones pictóricas de los doce apóstoles y del apóstol Santiago, el cual también estaba figurado en otro panel en su aparición en la batalla de Clavijo. El sagrario en medio del altar, en madera dorada y pintada, y encima en un tabernáculo la imagen de bulto policromada de San Bartolomé. 

Al lado de la Epístola, la sacristía, cubierta con bóveda de crucería de ladrillo y clave de piedra.

Informaron a los Visitadores de la necesidad que se tenía de hacer una puerta al lado meridional para aportar mayor iluminación y holgura a la hora de desalojar el templo. En su defecto, hasta entonces se abría la puerta septentrional lo que la hacía una iglesia fría. Una vez que se tuviera el parecer favorable del párroco y del concejo, ordenaron la apertura del muro entre dos contrafuertes con un arco de ladrillo. 

Asimismo ordenaron los visitadores al mayordomo que, en el tiempo de desempeño de su cargo, se trasladara la pila bautismal del cuerpo de la iglesia, bajo la puerta septentrional del Regañón donde estaba con indecencia y ocupaba algunos asientos de los destinados a las mujeres, al lado opuesto en una capilla hecha bajo la torre que se estaba rehaciendo nuevamente. Esta capilla debía desembarazarse del ladrillo que en ella se almacenaba; blanquearse; abrirse una alacena en la que guardar los óleos, el crisma, los libros sacramentales de bautismos, confirmaciones y matrimonios; y cerrarse con una reja de madera.

Con la construcción de la torre se había reducido mucho el paso de las procesiones perimetrales en aquel lugar ya que quedaba una callejuela estrecha entre la iglesia y la casa de Francisco Núñez. Mandaron los Visitadores al cura y concejo que con su ayuda y la de limosnas comprasen la parte de casa necesaria para ensanchar la calle. 

En cumplimiento del mandato tridentino que prohibía vestir las imágenes, los visitadores aprestaron al párroco a que en seis días quitase los vestidos de la imagen de la Virgen y si la talla de ella no estuviera dorada y pintada le compelían a que mandase hacer una nueva, puesta en un tabernáculo de madera y costeada con el valor de los vestidos y las limosnas de los devotos, en especial de las mujeres.


Visita de 1604: Era cura de la iglesia el licenciado frey Cristóbal Gallego por titulo dado en Valladolid a 7 de marzo 1602 y colación canónica del provisor Pedro de Villares en Llerena el 7 de junio del mismo año. Como bienes pertenecientes al beneficio curado estaban los anejados de la ermita de Nuestra Señora de las Esposas; 200 reales de censo contra María Núñez sobre unas casas en la calle del Cerro; 20.000 maravedís de ayuda de costa sobre las rentas de la encomienda de Hornachos. Todo ello alcanzaba los 200 ducados anuales apróximadamente. 

Con la debida ceremoniosidad, los visitadores don Antonio de Figueroa y el licenciado Juán Martínez Daza, con manto capitular y sobrepelliz respectivameme, inspeccionaron el santísimo sacramento. Estaba en un sagrario de madera y dentro de un relicario de plata. Después fueron a la pila bautismal y a revisar los libros sacramentales, que todo lo consideraron estar en orden. 

El templo, construido en mampostería con rafas y contrafuertes de ladrillo. Encima de la puerta de poniente se estaba levantando todavía la torre campanario. El arco de la puerta era de ladrillo. Al ingreso se ubicaba el sotocoro con bóveda de crucería cuatripartita de ladrillo y clave de piedra, a la derecha la capilla bautismal y a la izquierda la escalera para subir al coro y a la tone. 

El cuerpo de la iglesia dividido en seis tramos divididos por cinco arcos de ladrillo, cubiertos con madera de pino. A la parte del cierzo una portada con arco de ladrillo y puertas de madera de pino. El arco toral de ladrillo. Al altar mayor, de ladrillo, se accedía por cuatro gradas hechas en el mismo material. 

En el retablo catorce tableros de pincel al óleo. En el banco los doce apóstoles en cuatro tableros y en el otro el apóstol Santiago a caballo. En la calle central el sagrario, en madera dorada y pintada, y por encima, presidiendo en un tabernáculo la imagen titular de San Bartolomé, de bulto dorado y pintado. 

Fuera de la capilla mayor había tres altares. Al lado del Evangelio dos, uno con retablo de lienzo, y el otro junto a él con la imagen de Santa Catalina de bulto dorada y pintada. Al lado de la Epistola un altar de ladrillo de la advocación de los Mártires. En este mismo costado un púlpito de ladrillo y la sacristía, cubierta con bóveda de crucería de ladrillo y clave de piedra.


Devenir del templo desde 1604 al siglo XX: Sin visitas generales de la orden de Santiago, son los libros de cuentas de fábrica los que nos aportan información para la historia del templo. Se conservan los libros de los periodos 1671-1689, 1713-1757 y 1811-1898, como vemos con importantes lagunas intermedias.

En el año 1671 se compró madera, por valor de 129 reales, para hacer unos confesionarios. En 1674 se colocó un nuevo retablo mayor que venia a sustituir al que en el siglo XVI habia pintado Estacio de Bruselas, el retablo de Nuestra Señora de Gracia, hecho en Hornachos por el artista Gregorio Núñez. De esta manera, se verifica que el desaparecido en tiempos de la Guerra Civil de 1936 no fue el de Estacio de Bruselas, como así se ha venido aflrmado, sino este de finales del siglo XVII. En las cuentas se registran los pagos a este maestro, en total 340 reales y medio, que falleció antes de cobrar la totalidad y se le entregaron a su viuda Francisca López: "mas noventa y quatro reales que pagó a Gregorio Núñez... de la hechura del retablo de Nuestra Señora. Tiene recivos", "mas ducientos quarenta y seis reales y medio que pagó por mano de Francisca López, viuda del dicho Gregorio Núñez con que se le acabó de pagar la hechura del dicho retablo. Tiene recivo”; a las personas que lo trajeron desde Hornachos: “más treynta y cinco reales que gastó con las personas que fueron a Hornachos a traer el retablo de Nuestra Señora de Gracia”; al herrero por los hierros para asentarlo: “más doce reales que pagó a Juan Martín herrero de los alcayatas y clavos que hiço para asentar el retablo de Nuestra Señora”. ...(Y así hay un larguísimo y detallado listado de obras y reparaciones, junto con otros detalles, como objetos de plata, sillas, coro, órgano, retablos, imágenes etc, también se detalla quién las realizó y el lugar de procedencia de estos, también de los objetos y de los costes. Destaco que en 1742 el campanario no tenía techo y que en el día 23 de julio de 1936 se habilitó como cárcel la iglesia por el Comité Rojo, para detenidos derechistas, en estas fechas también se destruyeron objetos de culto e imágenes. J.A.H.A.).


(1993). Alberto González Rodríguez: (datos añadidos en el año 2021 J.A.H.A.). Año 1676.

Según datos contenidos en el libro de fábrica de la iglesia parroquial de Campillo de Llerena. relativos a las reparaciones llevadas a cabo en la fachada y puerta principal del edificio, los costes de materiales y salarios, fueron los siguientes, en 1676.

• Cal, un saco (equivalente: a una fanega, esto es, unos 60 kilos) sin acarreo ...... 3,5 real.

• Ladrillos. Un millar.......... 85 a 100 reales.

El acarreo de los materiales representó en este caso un aumento considerable en el costo final. Asi, se pagó a un tal Antonio González, a quien el documento menciona como «obrero», por realizar con una caballería de su propiedad durante ocho dias, acarreos de cal y ladrillo, la cantidad de 56 reales, lo que representa un salario de 7 reales diarios.

A otra persona identificada como «oficial», de nombre Pedro de Lianes, se abonaron 130 reales, «por su trabajo —sin especificar en que consistió este— por haber asistido con su cabalgadura y persona a Francisco de Padierna, campanero de La Higuera (debe ser de la Serena o de Llerena, no se específica tal extremo en el documento de referencia; en todo caso, ambas localidades se encuentran a distancia apróximadamente igual de Campillo: unos 30 kilómetros), para transportar una Campana», y a quién se abonaron 516 reales por la misma.

A un Francisco García le fueron pagados 142 reales por el acarreo de 8.800 ladrillos. Aplicando el baremo habitual para este servicio, resultaría haberse empleado en el mismo un total de veinte días, si es que se utilizó una sola caballería.

Las anotaciones del libro de fábrica al que nos referimos, no permiten conocer con exactitud el coste de los acarreos en todos los casos, al englobarse estos, por lo general, junto con el importe de los materiales.

A un Christobal Hidalgo, vecino de la Higuera antes citada, fuera esta cual fuera, se entregaron 306 reales por cien sacos de cal que hizo para las obras de la iglesia, «mas trezientos reales en que se tasó los gastos y ocupaciones que a tenido en trabajo personal y días que se a ocupado en traer a la dicha iglesia cal y otros materiales». No sabemos cuales serían las ocupaciones concretas de esta persona, los peones que le ayudaran, o los dias empleados.

Destaca, en todo caso, el hecho de que la cal y los ladrillos debieran ser adquiridos en otra localidad (lo más probable, a juzgar por la entidad y situación de las dos Higueras próximas, es que el centro de suministro fuera Higuera de Llerena mejor que Higuera de la Serena) lo que parece indicar que en Campillo no existirían caleras ni tejares donde producir sus propios materiales para la construcción, circunstancia ésta poco habitual en la época y en la zona.

En esa localidad aparece, sin embargo, una dehesa denominada «La Calera» o «La Encalada», de indudable conexión con cámaras de cal o presencia de este material. Es curioso, en todo caso, que al enumerar las industrias tradicionales de esta población, P. Madoz, solamente refleja, en el siglo XIX algunos telares y «dos minas de alcohol muy poco beneficiadas», pero nada en relación con hornos de cal, ladrillo o tejas, tan abundantemente mencionados en la misma crónica respecto a las poblaciones del mismo ámbito.

Treinta y siete años más tarde de la fecha de las anotaciones del libro de fábrica antes referido, con motivo de nuevas obras en la misma iglesia, los materiales aparecen con precios más reducidos. Sensiblemente más reducidos, en ciertos casos.

Así, en relación con los gastos de recorrer el tejado, se señala: «Más dan en data quatrozientos setenta y dos reales y ocho maravedís que se gastaron en recorrer y encalar el texado de la dicha yglesia. Y de los materiales, en esta forma»:

• De quarenta sacos de cal, a dos reales y medio (en 1676, su costo fue de 3,5 reales) .......... zien realés.

• De quatrozientas texas a diez reales el ciento, quarenta reales (esto significa un precio de cien reales para el millar de tejas, material casi siempre más caro que los ladrillos, cuando estos en 1676, costaban ya a 100 reales el millar).

• En cal para blanquear la yglesia, y manufactura de Maestros y peones se anotan 360 reales (sin especificar por separado el importe de cada partida) ...... 360 reales.