EL DOLMEN DE LA CUEVA DEL MORO, EN LA ROCA DE LA SIERRA, BADAJOZ.

Este dolmen era en ese día el cuarto dolmen que visitamos de un total de cinco; me pareció espectacular por la enorme cámara que tiene y estimo como hipótesis que debe ser un dolmen de falsa cupula por que de no serlo no me puedo imaginar el gran tamaño que tendría la losa de la cubierta, todos los detalles los encontraréis abajo por eso no incido más en la descripción. Este dolmen junto con el de la Cueva del Monje forman el conjunto de los dolmenes de la Dehesa de la Muela que magníficamente describe Martín Almagro; he leído como Primitiva Bueno Ramírez (año 2000) le llama varias veces por error Dolmen de la Casa del Moro en vez de Cueva, hay un dolmen con ese nombre por la zona de Almendralejo (Badajoz) y se debe haber liado, pero un lapsus lo tiene cualquiera.

Con mi amigo Joaquín Larios Cuello.

José Antonio Hinchado Alba.


(1965) Martín Almagro Basch: ... Cuando nosotros descubrimos los restos de esta gran sepultura, sólo pudimos admirar parte del gran montículo artificial que la cubrió, sobre todo, aquella parte que da hacia. Poniente, pues toda la tierra y piedras del mismo hacia Levante y algo menos hacia el Norte y Sur, había sido extraida, como vamos a describir. 

Entre los labradores de aquella comarca se conoce con el nombre de Cueva del Moro, y no saben precisar cuándo se destruyó este dolmen. Parece que algunas de sus piedras se arrancaron cuando se construyó la casa de la dehesa de Valdeherreros. Luego la gran excavación realizada en el túmulo y el descamamiento de las piedras de la construcción sirvió para que otros labradores continuaran su destrucción. También se han aprovechado las piedras menores y tierras del túmulo de esta construcción megalítica para arreglar los caminos cercanos. Así todo lo que fue gran construcción megalítica, para juzgar por el extenso túmulo que la cubría, ha quedado enormemente destruida aunque aún ofrece hoy un montículo artificial de buenas proporciones.


DESCRIPCION DEL SEPULCRO MEGALITICO DE LA CUEVA DEL MORO: 

De lo que fue un gran megalítico hoy sólo quedan en su antiguo emplazamiento siete piedras graníticas de su cámara, casi circular. La anchura máxima de estas siete grandes piedras es, de derecha a izquierda, mirando la amplia cámara, la siguiente: losa primera, 1,70 metros, es la mayor; losa segunda, 0,95 metros; losa tercera, 1,16 metros; losa cuarta, 1,30 metros; losa quinta, 1,10 metros; losa sexta, 1,15 metros; losa séptima, 1,49 metros. Su grosor es bastante regular, midiendo la primera 0,42 y las demás entre 0,38 y 0,26 las más delgadas. Por su cara inferior hacia la cámara ofrecen todas una superficie plana muy regular,casi aliada. Está muy bien adosadas unas a otras y sus juntas o enlaces son bastante perfectos. 

Las losas halladas en su antiguo emplazamiento forman casi un perfecto semicírculo y corresponden al fondo o testero que mira hacia la parte de Poniente, de una cámara casi circular muy destruida. No sabemos cómo estuvo cubierta, si con falsa bóveda de tipo tholos, como la indicaría la poca altura de los ortostatos conservados, o con grandes losas monolíticas, que es lo más frecuente en Extremadura. Casi todos los ortostatos de esta cámara son grandes bloques rectangulares y con una altura casi homogénea de 2 metros, aunque la losa dos y la losa siete están destruidas en su parte superior. De haberse cubierto con losas monolíticas éstas habrían de haber medido más de 4,70 metros, aproximadamente, que es el diámetro del interior del círculo que forma la cámara. Ello es un diámetro excesivo para apoyar losas monolíticas tan grandes para la cubierta de esta gran cámara. Por otra parte, los ortostatos descritos no parecen lo sufitemente gruesos y fuertes para resistir tan grandes pesos. Más bien parece serían la base de sustentación y a la vez el zócalo regular de una cámara cubierta con falsa cúpula, al menos en su arranque inicial. Pero como ha sido totalmente destruido todo este monumento, según ya hemos indicado, queda muy incierto cuanto queramos deducir sobre esta construcción. 

Del corredor de este sepulcro megalítico quedan sólo huellas. Estaba orientado hacia el Este casi matemático, como el cercano sepulcro de corredor de la Cueva del Monje que hemos descrito anteriormente. La excavación del mismo no nos ha permitido señalar ni su longitud ni su trazado siquiera. Destruidas todas sus piedras para aprovechamientos posteriores según hemos indicado, sólo trazos dispersos de las mismas han aparecido al realizar nuestras excavaciones. Tras las mismas ha quedado confirmado cuanto ya hemos dicho. Lo que fue monumento megalítico excepcional se convirtió en cantera y fueron destruidas y aprovechadas sus piedras graníticas, pues se ofrecían bastante bien preparadas para arreglarlas, para obtener sillares para la construcción. Hemos de señalar que estos grandes monolitos graníticos fueron llevados para esta construcción sepulcral megalítica desde canteras distantes del lugar al menos unos tres kilómetros. Sólo algunos bloques, fragmentos de los grandes monolitos de este sepulcro de corredor, hemos hallado dispersos por el área de lo que fue antigua cámara y corredor, sin que nada nos ilustre sobre la estructura de este destruido monumento prehistórico que no dudamos en clasificar: como un gran sepulcro megalítico de corredor, aun de mayores proporciones que el anteriormente descrito (Cueva del Monje). En nuestras excavaciones pudimos comprobar que también han sido removidos los estratos inferiores de la cámara y corredor para aprovechar las tierras y cantos menudos que forman el túmulo con el fin de recebar los caminos. Ello hace imposible fijar la traza del destruido corredor, no quedando ni rastro de donde pudieron situarse los grandes monolitos de la construcción, pues se ha removido todo, hasta el suelo virgen constituido por gravillas ya algo cimentadas. Por esta causa ha sido muy pobre el ajuar que como resto de lo que debió contener este gran sepulcro hemos podido recuperar en nuestros trabajos tras el cribado minucioso de las tierras. 

A continuación describiremos los escasos objetos árqueológicos recogidos.


DESCRIPCION DEL AJUAR RECUPERADO DEL DOLMEN DE LA CUEVA DEL MORO: 

Sólo cuatro piezas de sílex insignificantes restos de lo que debió ser el rico ajuar de esta gran sepultura hemos hallado. Para ello hubimos de cribar una buena cantidad de las tierras más cercanas a la cámara y corredor destruidos. Los describimmos individualmente, según su interés:


Puntas de flecha de sílex de talla bifacial: 

1. Punta de flecha de sílex blanco. Es de forma de triángulo isósceles con la base algo cóncava. Tiene rota la puntita, finísima, y es de muy bella. talla bifacial y finisimo dentado en sus bordes. Mide 27 mm. de longitud por 8 mm. de anchura en su base. 

2. Punta de flecha de sílex gris oscuro, fragmentada en su punta y en su tercio inferior. Su talla bifacial es muy perfecta, con un escamado por presión regularísimo. El retoque de los bordes es de gran delicadeza. 

Mide 25 mm. de longitud máxima y 8 mm. de anchura en el lugar de su factura. 


Punta de sílex de tipo microlítico: 

3. Punta de sílex de forma casi triangular, tallada en una hojilla de sílex, retocando sus bordes de forma abrupta y dejando así una punta de flecha de las llamadas de sección transversal, tipo derivado de las puntas microlíticas del mesolítico. 

Mide 26 mm. en su longitud máxima y 6 mm. de máxima anchura.


Cuchillos de sílex: 

4. Pequeña y tosca hoja de sílex blancuzco de sección triangular. Parece rota en su parte más ancha. Mide 30 mm. de Iongitud por 5 mm. de anchura máxima. 

5. Hojita de sílex de color claro con veteado rojo. Se ve fue truncada en su parte central. Ofrece algunos retoques laterales, tal vez de fortuna, como para. lograr un dentado de sierra. Mide 42 milímetros de longitud máxima por 14 mm. de anchura. 

Ni cerámica ni otros materiales frecuentes en monumentos de esta clase pudimos recoger en nuestras excavaciones de los restos de este sepulcro de corredor.


 ... el dolmen de la Cueva del Monje, fue como su compañero (el de la Cueva del Moro), una de aquellas sepulturas colectivas de los caudillos y tal vez al mismo tiempo sacerdotes de hacia mediados de la época del Bronce Antiguo que se inició en la Penínusla poco antes del 2.000 a. de J. C. y perduró en Extremadura hasta comienzos del último milenio antes de nuestra Era. Por el buen estado relativo de su conservación en que ha llegado hasta nosotros, es de esperar que no avance más en su ruina. Así lo esperamos de la cultura del amable guardián de la Casa de la Muela, Miguel Gómez, y del propietario de la finca, don Juan Bauza Sala. Estamos seguros que harán todo lo necesario para que este curioso vestigio del pasado se conserve como una parte que es del bello y apacible paisaje extremeño. 

Igualmente es digno de que sean guardados los escasos restos llegados hasta nosotros del sepulcro de corredor de la Cueva del Moro, cercano al de la Cueva del Monje; fue, sin duda alguna, un monumento aún de proporciones mayores, pero de menor fortuna en su conservación. Ambos saqueados repetidas veces y en parte destruidos, no nos permiten poder fijar con mayor precisión su época, pero sí ofrecen un evidente valor histórico y monumental, a la vez que valoran y agracian la belleza de aquella apartada dehesa de la Muela, que siempre recordaremos con afecto por su paisaje solitario y grandioso.


(2019). Manuel García Cienfuegos: La generosidad de estas tierras aptas para la ganadería, el agua de sus arroyos y riberas, encinares y alcornocales, formaron las dehesas del entorno. Territorios en los que anduvo el hombre de la prehistoria, al localizarse los dólmenes Cueva del Moro y Cueva del Monje. El primero parcialmente arrasado, tanto el túmulo como la cámara; siendo visibles siete ortostatos de la cámara con tendencia circular. El segundo dispone de un pequeño corredor y cámara funeraria, distinguiéndose algunas cazoletas dispersas. Ambos construidos de granito y datados en el Calcolítico. Monumentos estudiados por el profesor Martín Almagro Basch.